Café de Galapagos

Levantar una taza de café en Galápagos y llevársela a los labios por la mañana, es despertar en el paladar un pequeño universo de delicadas y armoniosas sensaciones. Conoce la denominación de origen "Café de Galápagos" el verdadero aroma del encanto.

¿Qué debes saber?

  • La historia de la "denominación de origen Café de Galápagos", se remonta al siglo XIX y se ubica en la isla San Cristóbal cuando un emprendedor de orchilla realizó las primeras plantaciones.
  • La historia salta a finales del siglo XX cuando una familia de la isla, retomó esa flama de emprendimiento y en la misma hacienda donde se plantarón los primeros cafés, iniciaron una granja ecológica.
  • En la actualidad, más de 130 agricultores cultivan 678 hectáreas con variedades Sarchimor, Catimor, Typica, Villalobos, San Salvador, Catuai, Bourbón y Caturra.
  • Y es que en Galápagos, la experiencia de saborear el café se combina con experiencias de turismo vivencial, donde los viajeros pueden tostar, moler, saborear y despertar los sentidos con un delicioso café de especialidad. Su intenso aroma y exquisito sabor es capaz de inyectar la energía que necesita el cuerpo para emprender una nueva jornada de excursión por las fabulosas islas encantadas.

Denominación de origen "Cafe de Galápagos"

  • Si bien el café no es nativo del archipiélago, en Santa Cruz crece en armonía con la naturaleza, mediante procesos productivos amigables con el ambiente y en alturas comprendidas entre los 300 y 500 msnm.
  • La corriente fría de Humboldt produce que los cafetales tengan un microclima equivalente a los 1200 msnm.
  • La isla Santa Cruz cuenta además con tierras altas, de suelo volcánico fértil que le han dado a sus suelos propiedades distintas a cualquier otra parte del mundo, por ser un lugar donde el café se produce en combinación del frío de las tierras altas y de la brisa marina. 
  • Su sabor comparte notas de acidez fuerte, acompañadas de toque amargos que logran crear sensaciones agradables y prolongadas en la boca. En cuanto a su aroma, es permanente y similar a la turba, ceniza o tierra que acompaña el olor tostado, el cual se complementa con notas frutales y para el café de las zonas más bajas con notas vegetales, afín al olor de un bosque húmedo.
  • Las condiciones geográficas y las características gustativas propias del “Café de Galápagos”, lo convierten en un grano de alta calidad que desde el 2015 cuenta con su propia denominación de origen.

Tomar un café en compañía de la Tortuga George

En Manhatan o Dubai, mucha gente lo consume, sea para empezar el día o para escaparse de la rutina del trabajo y ser parte de una tertulia. Sin embargo, en Galápagos el café forma parte de un ritual que combina con armonía, la belleza natural de las islas encantadas, el trabajo comunitario de los cafetaleros y el conocimiento y técnica que generosamente los galapagueños comparten con quienes los visitan.

Durante mi recorrido por las Islas Galápagos del Ecuador, famosas por ser un laboratorio viviente en evolución, pude descubrir el verdadero aroma del encanto. En esas tierras de origen volcánico no sólo es posible disfrutar de una deslumbrante naturaleza, también es posible deleitar el paladar con un “Café de Galápagos”.

La primera vez que probé el café originario de las islas fue en la Reserva de Tortugas Gigantes El Chato en la Isla Santa Cruz. Al finalizar mi recorrido degusté esa exquisita bebida, mientras observaba a las tortugas caminar lentamente por el lugar.

Aquel día, una ligera llovizna humedecía la vegetación y el café abrigaba cada espacio de mi cuerpo haciendo mi estancia aún más placentera. Un olor a turba, ceniza y tierra, con notas frutales vino a mi olfato. Sentí una acidez fuerte en mi boca acompañada de una leve amargura que creó una sensación agradable y prolongada en mi paladar. Mmm… ¡qué delicia!

Pero, ¿cómo llegó el café a las islas?

Leí que su historia data de los años 1866 y 1879 cuando Manuel J. Cobos, primer dueño de la isla San Cristóbal, llegó para instalar la hacienda “El Progreso” y trabajar en la orchilla (un liquen usado como colorante para telas), caña de azúcar y el café. Como parte de su emprendimiento importó semillas Bourbon Arábica de las colonias francesas del Caribe, por tener las características más cercanas a su idea de un buen café. En 1914, con el deceso de Cobos, las plantaciones de café quedaron abandonadas.

Setenta y seis años después, en 1990, la familia González – Duche compró la Hacienda “El Progreso”, bautizándola como “El Cafetal”. Se dedicaron a la reactivación de las plantaciones y convirtieron el lugar en una granja ecológica, orgánica sostenible y de gran atracción turística. Durante esa época otros agricultores de Santa Cruz e Isabela se motivaron a trabajar en la caficultura. Así renació la producción cafetalera en el territorio Insular.

Fincas cafeteras en la isla Santa Cruz

Este impresionante relato me motivó a visitar las fincas cafeteras, donde con una cálida bienvenida, me invitaron a recorrer el cafetal para observar cómo se produce este grano.

Con mucha paciencia, me comentaron que para saborear una taza de esta bebida, el Café de Galápagos pasa por un riguroso proceso productivo. Los granos rojos son recogidos cuidadosamente a mano, seleccionados con mucha atención, son despulpados (le quitan la cáscara), colocados 14 horas en fermentación, secados bajo sombra y finalmente tostados y molidos.

Caminar por las plantaciones de café me hizo comprender que el maravilloso archipiélago ecuatoriano tiene mucho por descubrir. Me encantó su extraordinaria naturaleza pero sin duda alguna, lo que me enamoró de las islas fue el “Café de Galápagos”.

Se cultiva en alturas comprendidas entre los 300 y 550 msnm. Los expertos señalan que la corriente fría de Humboldt hace que las plantaciones de café tengan un microclima equivalente a los 1200 msnm. Las condiciones geográficas, el suelo volcánico, el trabajo minucioso de 135 caficultores y las características gustativas finales hacen del café de Galápagos un producto único y especial.

Desde el año 2015 este producto posee Denominación de Origen, que es un tipo de indicación de procedencia aplicada al producto, siendo ésta la tercera con la que cuenta el Ecuador. Su agradable fragancia, cuerpo y acidez lo distinguen de otros cafés a escala mundial. Las variedades identificadas son: Típica, Bourbon, Caturra, Villalobos, San Salvador, Sarchimor, Catimor y Catuai.

Disfrutar de una taza de café admirando una exótica naturaleza es un privilegio que muchos quisieran tener. Yo me enamoré de las islas por su flora y fauna, su gente y como no por su café.

En la zona poblada de las Islas Encantadas existen varias cafeterías y restaurantes donde se puede deleitar el paladar con esta exquisita bebida. Aquí una lista de lugares donde puedes degustar un buen café.

El “Café de Galápagos” ha alcanzado una calificación en taza de 85/100, convirtiéndose en un café de especialidad por su sabor, cuerpo, acidez y aroma inigualables. En las tiendas y supermercados de las islas puedes encontrar diferentes marcas de café 100% galapagueño, listo para preparar.

Y tú, ¿te atreves a descubrir el aroma del encanto? Eso y más es el Café de Galápagos.




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