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Escuela Quiteña

La Real Audiencia de Quito fue durante buena parte de la época colonial, una de las industrias más fecundas en la producción de obras de arte del continente americano. Conoce los 10 museos especializados que en el Centro histórico exponen su obra.

¿Qué debes saber?

  • La escuela quiteña es una manifestación artística que trascendió por 4 siglos, marcando el camino de la evolución del arte en el continente Amerícano.
  • Las iglesias del centro histórico de Quito conservan orgullosas en sus retablos y corredores piezas que demuestran la maestría de los quiteños.
  • En la lista de lugares turísticos de Quito existen además museos especializados en el arte religioso y colonial de Quito.
  • Las mayores advocaciones católicas de Quito, son obra de los artistas de la escuela quiteña, así:
    • La Virgen de Guápulo, es la primera advocación mariana del Ecuador asociada a la devoción de la Virgen de Guadalupe, luce radiante en la Iglesia de Guápulo y es atribuida a Diego de Robles en el siglo XVI.
    • La Virgen del Quinche, famosa por la peregrinación que se realiza en las primeras semanas de noviembre de cada año, fue concebida como una advocación a María y es atribuida a Diego de Robles en el en el siglo XVI.
    • El Jesús del Gran Poder, famosa por la procesión que atraviesa las calles del Centro Histórico de Quito cada Viernes Santo y que luce bajo la Virgen de Quito en San Francisco, es atribuida al Padre Carlos en el siglo XVII.
    • La Virgen del apocalípsis, conocida como Virgen alada, Virgen bailarina o Virgen de Quito, que luce en el altar mayor de la Iglesia de San Francisco y que fue concebida como una advocación de la Inmaculada Concepción, es atribuida a Bernardo de Legarda en el siglo XVIII.
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Inicios de la Escuela Quiteña

  • En siglo XVI, tras la fundación de Quito (1534), la Corona Española estableció la necesidad de enseñar a leer y escribir a los pobladores del nuevo mundo, fue el profesor Juan Griego, el encargado de impulsar las improvisadas aulas que funcionaron en la Catedral de Quito.
  • Debieron pasar apenas 18 años, para que el obispo Francisco Morales tomará la posta y en el Convento de San Francisco (1552) estableciera el Colegios San Juan Evangelista, que amplió la enseñansas de lectura y escritura a conocimientos de agricultura y construcción, gracias al incorporación de religiosos que asumieron el papel de profesores de los indígenas, mestizos y criollos huérfanos.
  • Le tomó 6 años al Colegio Juan Evangelista, transformarse bajo el mando del Padre Juan Morales, en el Colegio de Patronazgo Real San Andrés (1565), categoría dada a los colegios oficiales del Rey de España.
  • La nómina de profesores del San Andrés incluyó para la enseñanza del labrado de piedra, horneado de ladrillo y construcción a los arquitectos Jorge de la Cruz Miltima y Francisco Morocho; para la enseñanza de gramática, lectura y escritura, a los frayles Francisco Morillo y José de Villalobos.
  • En la plana de profesores destacaron 2 frayles que seguramente fueron los impulsores de lo que hoy conocemos como Escuela Quiteña, pues de su cátedra de pintura y escultura, nacerían los más grandes artistas quiteños, nos referimos a Fray Jodoco Ricke y Fray Pedro Gosseal

Características de la escuela quiteña

  • La inmensa producción de la escuela quiteña, permite observar la evolución que los maestros lograron para adaptarse a los cambios de los estilos, así se puede identificar claramente en los inicios tímidos aires renacentistas, que mutan al manierismo, que alcanzan su gloria en el barroco, que rozan el rococó y alcanzan con menor fuerza al neoclasisismo.
  • En cuanto a la técnica, el encarnado que simula la coloración de la carne del cuerpo humano, alcanzó finas recetas y secretos que plasmaron a las obras de una identidad inconfundible. 
  • En cuanto al concepto, los quiteños supieron trasladar a sus obras su propia identidad, con personajes mestizos con atuendos locales, con flora y fauna andina en las decoraciones y con costumbres, no es raro obsevar en la mesa de la última cena, cuyes asados y papas.

Escuela quiteña del siglo XVI

  • Mientras en Europa Leonardo, Rafael y Miguel Ángel alcanzaban el climax del renacimiento en las paredes y tumbados de centenarias iglesias, los primeros alumnos de la escuela quiteña apenas empezaban a construir la fachada, altar y representaciones sacras para la iglesia de la sede de su escuela, que sin timidez, ya era tema de conversación real, así el Rey de España Carlos V, refiriendose a la Iglesia de San Francisco afirmaba "con todo lo que se ha invertido en su iglesia y en las torres que sobresalen en la ciudad, debería verlas desde aquí" .
  • Fue la arquitectura la protagonista de la escuela quiteña del siglo XVI, La Santísima Trinidad, El Señor del Árbol, Nuestra Señora de La Merced y la Virgen del Quinche son esculturas que expresan los primeros resultados alcanzados por los primeros alumnos y maestros empeñados en construir las iglesias más hermosas del nuevo mundo:
    • Los arquitectos Jorge de la Cruz, Francisco Morocho,
    • Los pintores Fray Jodock Ricke, Pedro Gosseal, Pedro Bedón, Andrés Gallque y
    • Los escultores Luis de Ribera, Diego Robles y Francisco Benitez.​

Escuela quiteña del siglo XVII

  • Zurbarán, Murillo, Ribera y Velásquez revolucionaron el siglo XVII impulsando con tanta intensidad al barroco, que de Europa llegó a buen puerto en América y en Quito las nuevas generaciones de quiteños supieron con maestría interpetar sus secretos, en la pintura, escultura y arquitectura, todas protagonistas de este siglo, con sus máximos exponentes:
    • En la arquitectura: Fray Antonio Rodriguez y el hermano Marcos Guerra (también escultor).
    • En la escultura: Padre Carlos, José Olmos conocido como Pampite.
    • Y en la pintura: Hernando de la Cruz, Miguel e Isabel de Santiago y Nicolás Javier Goribar.
  • El Infierno y El Purgatorio, de Hernando de la Cruz; La Inmaculada Concepción, de Miguel de Santiago; Los ProfetasLos Reyes de Judá y La Virgen del Pilar, de Goríbar, son pinturas que exponen de buena manera los claroscuros quiteños.
  • Iglesia de la Compañia y la de San Francisco, son las dos obras cumbre de la escultura quiteña del siglo XVII, la primera considerada como la principal joya del centro histórico de Quito declarado por la UNESCO en 1974 como Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad. En el interior de estas iglesias lucen esplendorosos los retablos que con cedros locales y la imagen de la flora ecuatoriana decoraron las serpentiantes columnas salomónicas y anilladas con coronas que recubiertas de pan de oro, asombraban a los habitantes de la Carita de Dios.
  • Los monasterios de La Limpia Concepción, de Santa Clara y de Santa Catalina junto a las recoletas de San Diego, De la Peña de Francia y El Tejar destacan en la arquitectura quiteña del siglo XVII.

Escuela quiteña del siglo XVIII

  • Mientras que en el viejo mundo el neoclasicismo y romanticismo imponian el ritmo del arte, en Ecuador, los maestros de la escuela quiteña alcanzarían su mayor grado de madurez en la escultura a través de las famosas Vírgenes de Quito y Cristos crucificados, que con firmeza trascendía las fronteras de América, así el Rey español Carlos III afirmaba: "no me preocupa que Italia tenga a Miguel Angel, en mis colonias yo tengo al maestro Caspicara".
  • Bernardo de Legarda es el autor de la Virgen de Quito (1734), advocación de la Virgen de la Inmaculada, conocida como la Virgen de la Apocalipsis, Virgen alada, Virgen bailarina y Virgen de Legarda, la escultura original, es hasta hoy venerada en el altar mayor de la iglesia de San Francisco, una réplica del mismo autor llamada Nuestra Señora Alada del Apocalipsis se venera en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción en Popayan. La gigante escultura de la virgen que se alza en la cumbre del Panecillo, es una representación de la virgen de Legarda.
  • Manuel Chilli Caspicara, es el autor de una prolífica obra que se exhiben en museos de Colombia (Nuestra Señora de la Asunción), de Estados Unidos (Las postrimerías del hombre y el Cristo de la Columna) y de Quito en las que destacan las del Museo Nacional (Cristo yacente y la Virgen de la Luz) las de la Catedral (la Sábana Santa y las Virtudes teologales), las de la Iglesia de San Francisco (la Asunción de la Virgen y la Coronación de la Virgen María, la Virgen de El Carmen, la Impresión de las llagas, el Señor de la columna, las Llagas de San Francisco), entre otras.
  • Manuel de Samaniego, es el autor del Tratado de Pintura, un documento académico y único de América del sur, que sintetiza y organiza la producción barroco-rococó de la escula quiteña del siglo XVIII. Sus obras se puende admirar en la Catedral de Quito (La Divina Pastora, La Adoración de los Magos, El nacimiento del niño Dios, El sacrificio de San Justo y San Pastor), en el Convento de Santa Clara (El Tránsito de la Virgen), en el Museo de arte colonialVirtudes y defectos de los pueblos europeos, serie pintada en 1788) y en colecciones privadas de Estados Unidos (El Español), en España (El Buen Pastor).
  • Completan la lista Vicente Albán, Francisco Albán, Sor María Estefanía Dávalos y Maldonado, Bernardo Rodríguez, Laureano Dávila, Fray Juan Albán y Juan de Minuesca

Escuela quiteña del siglo XIX

  • La batalla de Pichincha (1822) no solo marcó el camino para el nacimiento de la República del Ecuador (1830), además marcó el final de los siglos de gloria de la escuela quiteña, pues el protagonismo de los relatos religiosos, sucumbieron ante los nuevos relatos de libertad, es imposible no preguntarse, como habrían lucido los símbolos patrios del Ecuador (escudo, bandera e himno nacional) en manos de la escuela quiteña.
  • Es por esto que los maestros quiteños debierón buscar nuevas tierras en donde el financiamiento de su obra fuera posible a través de la fundación de liceos y académias.
  • Destacan los pintores Manuel de Samaniego y José de Alcocer; y los escultores José Miguel Vélez y Gaspar de Zangurima. 

Ruta de las iglesias y museos de la Escuela Quiteña

Los artesanos de la escuela quiteña de nuestros días

  • El trabajo de estos artesanos es un legado que se expresa en retablos, imágenes, lienzos, altares, púlpitos y mobiliarios religiosos que se conservan hasta nuestros días; y que actualmente resurgen de la mano de artesanos especializados que comparten sus experiencias con los turistas que visitan al moderno Distrito Metropolitano de Quito, en busca de los oficios tradicionales de la Carita de Dios.
  • Este tradicional sector acoge a artesanos que narran su historia a través de técnicas y estilos tradicionales que guardan las enseñanzas de la Escuela Quiteña, y que permite a La Ronda despertar nuevamente como uno de los principales lugares turísticos de la Capital.
    • José Luis Jimenez, es el heredero de la escultura quiteña, en su Taller Escuela Quiteña, este artísta reproduce esculturas religiosas, bargueños (mueble con cajones secretos) y decoraciones (marcos para cuadros) y además realiza restauraciones, que mantienen viva la tradición quiteña de la taracea (incrustaciones de madera). El estudió doce años el arte de la construcción de muebles con incrustaciones de varios tipos de madera y metales, fusionando la creatividad, el diseño y el buen gusto.
    • Germán Campos, es el heredero de la orfebrería de la escuela quiteña, en su taller trabaja el repujado, la platería precolombina y religiosa, decoración, joyería y esmalte a fuego. Oriundo del Chimborazo, junto a padre y hermanos son la cuarta generación dedicada al trabajo de los metales, lo que le permitió trabajar en la restauración de las campanas de las iglesias de San Marcos, San Francisco, del Carmen Alto y de Santo Domingo. Hoy una nueva generación toma la posta de este rincón que defiende a muerte las tradiciones de la Luz de América.
    • José Salazar, es el heredero da la forja de hierro de la escuela quiteña, que consiste en trabajar el hierro calentado en una fragua y golpearlo con diferentes herramientas, hasta darle la forma deseada. En su taller se elaboran candados, rejas, faroles, llamadores, chapas, mascarones, entre otros.
  • En los alrededores de la Iglesia de San Marcos, José Barrera es el heredero de la técnica de la taracea quiteña, en su taller Madera Noble, priman las cajas, las peinillas de cacho de toro, objetos elaborados en tagua, porta retratos y otros artículos trabajados con primor, usando las técnicas de la Escuela Quiteña y rescatando la identidad de los habitantes de la ciudad.
  • En el barrio de La Tola, Mario Narváez, es el heredero de la restauración, en el Taller Rincón de los Arcángeles, donde mantiene su oficio cultivado por 3 generaciones.
  • En el Quito moderno (6 de diciembre y Noruega), se levanta la Escuela de Arte Quiteña, fundada por Adrián Cerón y Katalina Ávila, donde imparten talleres de policromía y pan de oro, escultura figurativa, taracea en madera, cincelado en cuero y tallado den madera. La escuela es el fruto de un largo proceso que inició en la antigua casa de Benalcazar en el Centro Histórico de Quito.

#PichinchaEsTurismo

Si te gustó el turismo religioso de Quito, recuerda que las iglesias del Centro Histórico incluyen 60 templos entre conventos, monasterios, capillas repletas de expresiones de la Escuela Quiteña de Artes, que puedes visitar en diferentes rutas, como la de los monasterios de claustro femenino, las de la Calle de las siete cruces, la de la competencia de los 10k de la ruta de las iglesias, la de los belenes y pesebres navideños y las de arte colonial. Si estás de paso por Quito, no pierdas la oportunidad de visitar estos lugares turísticos de Quito

Si al fin viste de cerca a la Virgen de Quito y te enamoraste de la obra de Caspicara y Pampite, es hora de que te anímes a explorar Pichincha, luego de encontrar paz en las iglesias del centro, es hora que la encuentres en la biodiversidad del Chocó Andino, del bosque Jerusalém, del Mashpi, de las Reserva Cayambe - Coca y del Pululahua, asi como de la riqueza arqueológica del Cochasquí y de la alegria de cada uno de sus destinos de colores que recorren las parroquias de Quito y todos los cantones de Pichincha, que llenas de orgullo a las provincias del Ecuador.

Ahora bien, si lo tuyo es el arte, tranquilo, en Quito hay un par de docenas de museos, de arte moderno (capilla del Hombre, Camilo Egas, Muñoz Mariño), de arte precolombino (El Alabado), museos temáticos (del Pasillo, de Carondelet, de la Ciudad), etnográficos (Mitad del Mundo) e interactivos (del agua, de ciencias), en fin, un festin para los amantes de la historia.




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