El bosque es la botíca del tsáchila

Es el único pueblo que lo practica. Hace que los niños se familiaricen con las palabras y con sus símbolos. 

Los vegetalistas de la nacionalidad tsáchila buscan rescatar sus plantas medicinales con las que preparan brebajes sanadores.
Para ello volvieron a sembrar la vegetación ancestral. La Gobernación Tsáchila tiene un registro de alrededor de 400 plantas que se han descubierto desde hace 30 años.

40 de estas se sembraron en el bosque secundario de la comuna El Poste, en el suroccidente de Santo Domingo. Esta es una propiedad de Flavio Calazacón,  poné (curandero en el idioma nativo tsáfiki) de la zona.

Él inició la conservación de las plantas medicinales cuando tenía 15 años. Antes, en alrededor de tres hectáreas de bosque, había un cultivo agrícola de yuca y plátano verde. En medio del lugar encontró una pequeña planta de ceibo nativo. Él debía talarla para cultivar. Pero no lo hizo y luego esa propiedad le fue concedida como una herencia familiar. “Apenas supe que ese espacio sería mío empecé a proteger el árbol. Luego de estudiar y convertirme en poné, inicié mi laboratorio natural: el bosque”.

Las primeras plantas que sembró fueron de caña agria  (costus spicatus), que sirve para bajar la fiebre y combatir enfermedades urinarias.

La ayahuasca.

Es un alucinógeno. Hay dos tipos de esta especie en el bosque de El Poste. Con esta planta se hace una bebida para lograr un estado de inconsciencia en el paciente.

Luego sembró árboles como la ayahuasca, que se utiliza en el ritual purificador de la fiesta Kasama (nuevo amanecer). Esta planta es alucinógena y sirve para que las personas que realizan el ritual consigan conectarse con los poderes de la naturaleza y, de esta forma, lograr un estado de calma.

Luego de 10 años (2005), las plantas empezaron a dar frutos y  eso hizo que animales comoaves, guatusas, guantas y serpientes habitaran el bosque secundario.

Semillas para hacer artesanías típicas.

La planta diku y la checheró son las que los antepasados utilizaban para hacer collares y pulseras protectoras con las semillas maduras.

El pájaro toro (querula purpurata) empezó a ser fundamental para el bosque porque en su pico trasladaba las semillas de las plantas. Poco a poco,  el sector se pobló con nuevas especies como el bambú, que ahora es la casa de roedores.

Entonces Calazacón empezó a hacer senderos para poder obtener las plantas con facilidad y también para trasladar los rituales chamánicos al bosque, como los hacían los antepasados tsáchilas hace más de  cinco siglos. Eso hizo que los  curanderos de la zona acudieran cuando necesitaban alguna planta especial para un remedio.

El ceibo nativo es el más antiguo.

Flavio Calazacón indica el ceibo que tiene más de 25 años y es el lugar en el que se realizan las ceremonias y rituales tsáchilas. Está custodiado por dos piedras.

Jerónimo Calazacón es uno de ellos. “Muchas plantas se estaban perdiendo y es un alivio para nuestra cultura que al menos en un bosque se preserve”.

Por eso Flavio Calazacón planteó al Consejo de Ancianos de la nacionalidad, que es el que regula la medicina ancestral, que se utilizaran 20 000 metros de tierra  para preservar el bosque. “La idea es crear una farmacia natural y que los 60 poné certificados puedan acceder y así curar con los remedios verdaderos a los enfermos”, precisa.

Esta propuesta aún es analizada por los sabios de la etnia. Mientras tanto, Calazacón está trabajando con los 100 niños que conforman la escuela interbilingüe Tomás Rivadeneira, de la comuna El Poste.  

Los pequeños visitan al menos tres veces al año el bosque. Calazacón les hace recorridos mientras les muestra las plantas nativas y les explica las propiedades curativas.

Los  niños se sorprenden con algunas plantas como el diku, a la que se le extraen semillas con las que se elaboran pulseras para aumentar la suerte. También lo hacen con un árbol, que huele a ajo y se le conoce como el roncador. Antes las mujeres tsáchilas utilizaban las hojas para sazonar las comidas.

El docente Alfredo Galarza asegura que para los estudiantes tsáchilas es importante estar en contacto con sus tradiciones, y la medicina ancestral es una de ellas. “A veces en casa ya no practican las costumbres y los niños no conocen los nombres de las plantas y  sus propiedades”, comenta.

Uno de los proyectos en el que se trabajará en el 2016 en el bosque, con los miembros de la comuna, es en la instalación de un vivero para preservar especies como el tangaré, que sirve para la caída del cabello. Esta es una planta que dejó de sembrarse y ya no se encuentra en las comunas. “Queremos que en las otras comunas se siembren plantas para las futuras generaciones”, finaliza.

Medicina tradicional.

Los chamanes y la mayoría de la población Tsáchila, especialmente la gente mayor, han estado siempre apegados al uso de las plantas medicinales.

  • "Mutru", en idioma tsáfiqui, es una planta medicinal que se usa en la comunidad como remedio para el dolor de barriga, calambres y gripe. Se prepara hirviendo la hoja tierna en agua, a la que se le agrega la flor.
  • La planta caliente llamada "Hoja Larga" es usada en vaporizaciones para curar la sinusitis, reumas, dolores de huesos y golpes.
  • La llamada "Caña Agria" que sirve para el dolor de cabeza, puede medir hasta 3 metros en su estado de madurez.



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