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Parroquia San Antonio de Pichincha de Quito

Conoce la historia, su cultura y atractivos turísticos que te ofrece la mitad del mundo.

¿Qué debes saber?

  • Antiguamente, el territorio que actualmente constituye la parroquia de San Antonio de Pichincha, llevaba el nombre de Lulumbamba, “llanura de frutas maduras”.
  • En el período precolombino, la dinastía de los Shyris, gobernantes del pueblo Quitu-Cara, construyeron en esta zona un observatorio astronómico en honor dios Sol, con el propósito de determinar el lugar preciso de su paso y así establecer sus cambios en los equinoccios y solsticios y fijar de esta manera el intiñán (camino del sol).
  • En 1936, el geógrafo ecuatoriano Luis Tufiño, colocó un monumento en la línea equinoccial en honor a la Misión Geodésica que visitó esta zona, en el siglo XVIII.
  • Durante la época colonial, con influencia de la religión católica, la población adoptó el nombre de San Antonio de Lulumbamba.
  • Sinembargo, en 1901, esta denominación tuvo otra modificación y pasó a ser San Antonio de Pomasqui.
  • Finalmente, el nombre se cambió a al actual: San Antonio de Pichincha, variación relacionada con el nombre de la provincia a la que pertenece el Distrito Metropolitano de Quito.

Turismo en San Antonio de Pichincha

  • San Antonio de Pichincha tiene muchos atractivos por descubrir.
  • Esta parroquia turística por excelencia es un destino inconfundible por sus singulares cualidades naturales y la variada oferta hotelera y gastronómica que reciben a sus visitantes.
  • La cultura andina, historia precolombina, colonial y republicana, junto a la deliciosa gastronomía, son solo algunas de sus características; es un destino ideal para realizar paseos cortos desde la capital, salir de la rutina y volver el mismo día, pues se ubica a apenas a 13 kilómetros al noroccidente de Quito, es decir, a unos 40 minutos.
  • Ven a San Antonio de Pichincha, disfruta junto a tus familiares o amigos de este maravilloso destino de colores.

Destinos de Colores de Pichincha

Ciudad Mitad del Mundo

  • San Antonio de Pichincha despierta muy temprano al son de las campanas de la iglesia, que llaman a sus feligreses.
  • Su particular ubicación geográfica ha hecho que se la conozca como la Mitad del Mundo.
  • Esta parroquia está íntimamente ligada a nuestra idiosincrasia e historia nacional, y es, sin lugar a dudas, uno de los parajes más queridos, representativos y visitados del Ecuador.
  • Su paisaje silvestre, su cielo profundamente azul y su clima cálido y seco, se fusionan con el viento templado que atraviesa sus montañas, de las más emblemáticas de la provincia.
  • La Ciudad Mitad del Mundo, con una variedad de museos, entre los que se destaca el museo etnográfico que se encuentra en el interior del monumento, galerías, un planetario, una pequeña réplica de una villa colonial, numerosas tiendas de artesanías, el monumento a la Mitad del Mundo, y la atracción principal: la línea ecuatorial.
  • Esta ciudad es una parada obligatoria en el paseo hacia la parroquia de San Antonio. Allí, el viajero visitará sitios como:
  • El Pabellón de Francia, con un breve recuento de la historia de la geodesia o medición de la Tierra;
  • El planetario, con una presentación audiovisual sobre Quito como sitio ideal para la observación de la bóveda celeste.
  • El museo etnográfico exhibe muestras representativas de la diversidad cultural del Ecuador, como vestidos típicos u objetos ceremoniales.
  • En la Ciudad Mitad del Mundo, también es posible disfrutar de platillos ecuatorianos e internacionales y programas artísticos.

Cerro Catequilla

  • Ruinas precolombinas, museos, sitios arqueológicos y de importancia astronómica, son parte fundamental de lo que San Antonio ofrece a quienes la visitan.
  • El cerro, constituye un símbolo que representa al centro de la tierra (el más cercano al sol), y marca con exactitud la verdadera ubicación de la latitud 0º.
  • La cima de esta elevación, conocida como el Cerro Catequilla, es un escenario idóneo para el turismo e investigación astronómica.

Museo Inti Ñan

  • En este museo se encuentra la Cruz Andina, antiguo símbolo común de varias culturas ancestrales del continente.
  • El museo ofrece también un bosque totémico antropológico, un espacio donde se realizan demostraciones de las fuerzas físicas y magnéticas que se ejercen allí por efecto de la latitud 0º.
  • Cuenta además con una colección de piezas arqueológicas y una sección de etnografía en que se muestra la forma de vida, costumbres y el proceso de elaboración de artesanías de diferentes pueblos del Ecuador, como los salasacas y los shuar.

Cartódromo Dos Hemisferios

  • Si lo tuyo es la velocidad, siente la más alta adrenalina en el cartódromo Dos Hemisferios, una atracción diferente de San Antonio de Pichincha, cuna de los mejores pilotos del Ecuador.

Pucará de Rumicucho

  • Este pucará o fortaleza prehispánica se encuentra en San Antonio de Pichincha y está asentada sobre una colina de forma alargada.
  • Fue construida por los incas entre 1480 y 1500, pero en el sitio se han hallado testimonios de ocupación simultánea de pobladores nativos de la zona.
  • Consiste en varias terrazas de diferentes formas y tamaños que ocupan aproximadamente 600 metros de largo y 150 de ancho.
  • En los bordes de cada plataforma se construyeron muros con piedra andesita.
  • En su época de uso, las edificaciones dentro de la fortaleza debieron tener techo de madera y paja.
  • Como todo pucará andino, fue utilizado para actividades militares.

Fiestas populares de San Antonio de Pichincha 

Fiestas del Señor del Árbol Septiembre

  • Durante las fiestas, cientos de fieles acuden hasta el templo para agradecer por los favores recibidos por el Señor del Árbol, el cual se encuentra en un santuario que acoge esta escultura, cuyo cuerpo es el tronco de un kishwar (árbol nativo) y su cabeza fue tallada por el escultor indígena, Manuel Chili Caspicara.

Gastronomía en San Antonio de Pichincha

  • La oferta gastronómica está a la orden del día, pues sus habitantes, que llevan la hospitalidad en la sangre, siempre están prestos para recibir a los visitantes con sus más exquisitos platos y sus más refrescantes bebidas, para aplacar la intensidad del sol equinoccial.
  • Anímate a degustar un contundente caldo de treinta y uno, también conocido como “el caldo de la vida”, o un suculento cortadito.



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