Historias de amor y desamor en la Avenida de los Volcanes

Cultura, turismo ancestral conoce la leyenda de la mama Tungurahua.

La historia de amor de los volcanes del Ecuador

Una de las rutas que no te puedes perder cuando viajas por Ecuador es la Avenida de los Volcanes. Esta consiste en varios volcanes, nevados y cerros en el centro y norte de los Andes ecuatorianos. Pero antes de conocer a los colosos, debes saber la historia de amor de los volcanes del Ecuador.

Considerando que, desde la cosmovisión indígena, la Tierra o Pacha Mama (Madre Tierra) es un ser vivo, los seres que habitan en ella, como los volcanes y las montañas también lo son. Es por ello que tienen sus propias historias: sienten, sueñan, actúan e interactúan entre sí.

La mama Tungurahua y sus idilios

Hay que dejar algo claro, la Mama Tungurahua es una rompecorazones. A este volcán de 5.023 metros de altura (msnm.) se le conocen varios amoríos, que varían según la comunidad indígena que lo cuente.

Tal vez la historia de amor de los volcanes del Ecuador más conocida sea la batalla entre el Cotopaxi y el Chimborazo por conquistar a la Mama Tungurahua. Dicen que el Taita (padre) Chimborazo fue el vencedor y logró casarse con el volcán Tungurahua. De ellos nació el volcán Pichincha. Se cree que cuando llora el Guagua (bebé) Pichincha, la Mama Tungurahua se inquieta.

La mama Tungurahua vista desde Baños.

Las lágrimas del Quilotoa

Los Ilinizas son los padres de esta leyenda. Cuando su hija, Quilotoa, se enamoró del volcán Cotopaxi, los Ilinizas no estuvieron de acuerdo con esa relación. Quilotoa estalló de la furia y se creó su cráter de tres kilómetros de ancho. Luego su llanto desesperado llenó la caldera de lágrimas turquesa.

De esta historia también se puede llegar a la conclusión que: de los amores quebrados nace una belleza inigualable. Visitar la laguna del Quilotoa, a casi 4.000 msnm., es un espectáculo único de la naturaleza.

Esta es la laguna turquesa en medio de los Andes.

Un amor eterno entre Imbabura y Cotacachi

El taita Imbabura (4.600 msnm.) era un joven pícaro, pero se enamoró de la mama Cotacachi (4.944 msnm). De su unión nació la montaña Yanahurco, pero también las lagunas Yaguarcocha y San Pablo, que reflejan por siempre su unión.

El Lago San Pablo a las faldas del Imbabura.

Las historias de amor de los volcanes del Ecuador tienen una función social en las culturas indígenas ecuatorianas. Además de regular la moral de la comunidad, explican fenómenos naturales.




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