Aroma de Café

Al caminar por el sector de San Roque, en la avenida Loja, los pasantes se sienten interceptados por el fuerte olor de los chumales que viene del local Aroma de Café.

Aquí se preparan los más deliciosos chumales de toda la ciudad. Su dueña, la señora María Chocho, más conocida por sus clientes como doña Mari, inició su negocio después que su esposo enfermara y estando embarazada de mellizas. Empezó vendiendo humitas en la mañana del lunes 5 de agosto de 1990, y al mediodía dio a luz. Doña Mari fue la primera persona en vender humitas en Cuenca. ella se animó a empezarlo porque confiaba en la sabrosas receta receta heredada de sus abuelos. Años atrás los padres y abuelos de doña Mari solían hacer la chumalada para toda la gente que participaba en la siembra o cosecha en los meses de abril a mayo.

El puesto empezó con dos pequeñas mesas y ollas de barro que se calentaban sobre un brasero de carbón ubicado en la entrada, pues como decía la abuelita de doña Mari: “las cosas se sacan para que la gente vea”. El trabajo era más difícil con hijos pequeños, pues debía levantarse a las tres de la mañana a preparar las humitas, y cuidaba a sus pequeñas hijas mientras trabajaba en su negocio. Pese a los problemas de salud de su esposo, ella siempre recibió su apoyo y cariño; hasta fue él quien inventó la receta del tamal de pollo que venden. Desde el inicio del negocio, doña Mari ha vivido muchas historias. La que más gracia le produce es algo que pasó con uno de sus primeros clientes: “era el hombre que sembró el miedo aquí en el barrio. Ya falleció. Estuve yo una noche trabajando ahí agachada, y le veo. […] Me dice que quiere un café [y] me dice: ‘tenga’, me cancelaba en monedas pequeñitas, y yo, ¡hijo! ¡Dios mío!, me daba miedo. La tasa de café quedaba justo abajo de mi mano, [mientras] él me daba las monedas, él tenía la intensión de cogerme las manos, yo viéndole la intención, retiro mi mano y caen las monedas en el café. Él se empieza a reír, […] y yo decía: ¡Ay dios mío! ¡Éste me va a matar! ¡Virgen! Él dice: ‘no tenga miedo de mí, présteme la cuchara’. Coge la cucharita y fffp, se va chupando unita... el miedo que yo tenía era terrible. Le digo [que] no me pague. Me decía: ‘tengo que pagarte’, y con esas mismas moneditas me pagaba.” A este temible cliente le encantaban las humitas; siempre siguió yendo al local y poco a poco doña Mari le perdió el miedo.

Una de las particularidades de este local son los buenos productos que se usan, ya que todo es natural. Además conocen muy bien cómo trabajan los quince agricultores de los cuales reciben sus productos. Y se encargan ellos mismos de llevar a cabo varios procesos que requieren sus materias primas, como hacer la harina de maíz de sus tamales y tostary moler el café que reciben fresco. El mayor secreto de sus humitas está en la gran cantidad de queso que usa, pues al inicio mezcla el choclo molido con anís, queso, huevos y azúcar, pero al momento de envolver en la hoja de choclo pone una cuchara grande de queso rallado. Al igual que sus humitas, a la gente también le gustan mucho los tamales y quimbolitos, que siempre van acompañados por el buen café o chocolate del local

Visita Azuay

  • Dirección: Av. Loja 2-106 entre Pastaza y Galápagos, junto a la iglesia de San Roque
  • Atención: lunes a viernes de 08h00 a 20h00, y sábado de 09h00 a 19h00 



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