" La Unión" nuestro primer periódico

Periódico La Unión fue el primer periódico del cantón Alausí.

¿Qué debes saber?

El diez de agosto de mil novecientos catorce,  un grupo de ciudadanos encabezados por don Cicerón Marchán,  su hermano Vicente; los doctores  Alfonso y Miguel Ángel Ortiz, don Enrique Corral,  don Florencio Guerrero y el padre Eloy Abad, párroco que recién había llegado al pueblo, conformaron el directorio de la Asociación de Accionistas de la “Tipográfica Alausí”.  Previamente y en base a mucho esfuerzo, reunieron los recursos económicos suficientes para adquirir en propiedad una imprenta y con ella dar a conocer el pensamiento de este grupo de ciudadanos que se habían comprometido con la cultura local.

Luego de muchas reuniones acordaron, entre otras cosas, organizar  un nutrido programa para el lanzamiento del primer número del periódico, al que por unanimidad decidieron llamarle “La Unión”. Designaron a don Cicerón  Marchán, como su primer director; y al dr. Alfonso Nicolás Ortiz como sub-director.

La casa donde se instaló la imprenta, estaba ubicada en la calle Sucre, intersección Villalba y que en ese entonces se llamaba Mejía.  Decidieron así  mismo que el primer número coincida con la fecha del Primer Grito de Independencia en América.  Efectivamente, así sucedió.

Sus mentalizadores estaban plenamente conscientes que la instalación de una imprenta en Alausí, representaba el gran paso,  en  la senda de la cultura y progreso de este cantón.  Pensaban que este acto, no podía ni debía  pasar como un acontecimiento intrascendente, como uno de aquellos que desprovistos de significación  y de mérito, apenas si logra impresionar ligera y momentáneamente la atención pública.

Por este motivo y porque el hecho en sí significaba un triunfo del esfuerzo combinado con el tesón; el directorio de accionistas, decidieron  celebrar dicha inauguración con la ceremonia religiosa de bendición de la imprenta.

Al efecto, se pasaron atentas esquelas  a algunas señoras y caballeros, invitándoles para que sirvieran de madrinas y padrinos en el acto, pero, tal vez por la premura del tiempo, contestaron aceptando solo los señores dr. Miguel Ángel Montalvo, entusiasta y distinguido hijo de este cantón; el dr. Juan Francisco Yerovi, coterráneo nuestro y otro de los padrinos elegidos , que escribió desde Riobamba, lugar de su residencia, que no siéndole posible concurrir personalmente, había encargado su representación a don Ignacio Fiallo, quien lamentablemente no asistió, desconociendo las razones de su no concurrencia.

Desde las primeras horas de la tarde del día nueve de agosto, fecha elegida para la  bendición, el local de la imprenta ofrecía un hermoso golpe de vista.  Un artístico arco de follaje, en el que se entrelazaba, con singular elegancia, variados y vistosos festones, banderitas nacionales, faroles chinos y otros adornos, formaban uno como pórtico a la entrada del local; sobre el dintel se destacaba entre un marco de flores y banderitas, el Escudo del Ecuador, tallado y calado en madera, por el hábil artesano, don Remigio Villalba, quien con patriótico entusiasmo, lo cedió para que sea estrenado en esta ceremonia. De la puerta del local  pendía una elegante cortina formada  por la bandera nacional; y desde allí se podía apreciar la elegancia y sencillez con que había sido adornado el interior de la pieza.

A manera de cornisa, rodeaban los lados de la habitación una cadena de flores artificiales, grandes y vistosas; del centro del tumbado se repartían a los ángulos de la pieza, sendos festones de flores y colgaba una elegante lámpara adornada con uno como mosquero de lujosas cintas con los colores de la bandera nacional.  Las paredes se hallaban cubiertas por grupos muy bien ideados y distribuidos de banderitas nacionales, cuyos vivos colores formaban un hermoso contraste con el sinnúmero de farolitos chinos que colgaban del artesón.  En el centro de la pieza había sido colocada,  la prensa de la imprenta; también adornada con anchas cintas de los colores de nuestro pabellón.  En las esquinas, los armarios hacían de consolas; y,  finalmente, las sillas para los concurrentes completaban el arreglo interior del local.

A las seis y media de la tarde, todas las luces estaban prendidas; y era de ver el hermoso espectáculo que presentaba el arco de follaje con sus  flores y banderitas, tachonado de un sinnúmero de luces.  El escudo nacional, reverberando entre flores y otros artísticos adornos.  La ancha y vistosa cortina de la entrada y el interior, brillaban como un fantástico jardín.                     

La nutrida y constante explosión de los cohetes chinos,  rasgaba el aire con ese animado y alegre fragor, propio de nuestras fiestas populares.  Un  numeroso gentío, entre curioso y emocionado, se agolpó a las puertas del local y llenó materialmente la calle y las veredas,  aparte de que muchas familias habían acudido a los balcones y ventanas vecinas que se hallaban muy bien alumbradas.  Todos conversaban animadamente acerca de la imprenta y del beneficio que recibía Alausí. En todos los semblantes se veían dibujada la alegría y todos los pechos palpitaban más fuertemente llenos de emoción.

A las ocho de la noche los asientos del local eran ocupados por algunas señoras  y simpáticas señoritas de la localidad.  Entre otros también estaban presentes el padre Eloy Abad, los miembros del directorio de accionistas de la empresa y por varios otros caballeros.  El acto comenzó con el Himno Nacional, cuyos marciales y arrebatadores acordes, los oyó la concurrencia de pie y con patriótico recogimiento.  Luego la sra. Virginia de Torres y los señores Cicerón Marchán, delegado del dr. Miguel A. Montalvo, y Florencio Guerrero, en representación del señor Alejandro Larrea, tomando sendas cintas que colgaban de la prensa, apadrinaron la bendición, que la verificó el presbítero  Eloy Abad, revestido de los ornamentos sacerdotales.  Terminada la ceremonia religiosa, la madrina y los padrinos repartieron a los presente, elegantes medallas de plata y tarjetas conmemorativas del acto.  Enseguida, el señor Cicerón Marchán, ocupó la tribuna y pronunció el siguiente discurso:

Señores:

Acaba de realizarse en nuestra presencia el hecho más grande y trascendental que registra la historia de este pueblo.  La imprenta, ese sentido intelectual, como le llamara Lamartine, el soberano artífice de la idea, la antorcha luminosa que dirige a las sociedades, a las civilizaciones y al progreso, acaban de implantarse por primera vez en Alausí; es decir que de hoy para siempre, levantan aquí su excelso trono la justicia que moraliza, la libertad que dignifica y el derecho que ampara.

Y vosotros que sabéis escudriñar y aquilatar la significación y la valía de las acciones; habéis acudido solícitos y entusiastas, para dar testimonio de este magno acontecimiento, trayendo en vuestros labios palabras de aprobación;  porque, aún en medio de la sencillez y modestia de este acto, hay algo que palpita como una pulsación de vida, como un estremecimiento  del espíritu, como el aleteo del ave que quiere arrancar del nido a los mares de luz del firmamento

Hubo un día señores, en que la audaz locomotora, esa mega prodigiosa que fabrica el oro en sus entrañas de fuego, apareció en la cumbre de nuestros riscos, coronada de nubes, atronando los aires con un grito de victoria.  Nosotros nos pusimos de pie y corrimos alborozados a su encuentro y recibimos el bautismo de una nueva  vida, próspera y fecunda.  Y ved cómo, desde entonces, en el trabajo y la abundancia han sentado sus reales en nuestras poblaciones, en nuestra aldea y en nuestros campos.  Somos un pueblo industrioso, rico  y floreciente.

Ahora son dos nuevos anuncios de la civilización los que tocan a nuestras puertas: la imprenta, y el periódico, viajeros inmortales, ellos vienen recorriendo en triunfo el mundo entero y donde han tocado, allí ha surgido la luz, el bien y la libertad.  Son el cerebro de las sociedades, el alma de los pueblos, el verbo de la multitud.

Nos traen la buena nueva del progreso, el pan del espíritu, el ideal y la esperanza.  Levantémonos también ahora y conduzcamos al triunfo, a nuestros pueblos y a nuestros ciudadanos.  Los pueblos ignorantes y abyectos no reciben la visita de tan excelsos huéspedes:  luego hay vuelos en nuestra mente, bríos en nuestros corazones y aspiraciones en nuestra alma, cuando estos dos monarcas del pensamiento han sentado en nuestro suelo su planta victoriosa.  Levantémonos, pues y abrámosles el paso.

Pero los beneficios de la civilización no se reciben inútilmente.  Señores, la libertad que un día grande y memorable como el de mañana nos conquistaron nuestro padres, a expensas de su sacrificio y de su sangre, estamos obligados a conservarla incólume, aún a costa de nuestra vida, la patria gloriosa e independiente, cuna de héroes y de sabios debemos mantenerla inviolable y respetada, sin omitir esfuerzo ni sacrificio alguno.  Los derechos  de ciudadanos conscientes y libres no podemos ejercerlos, si antes no hemos  establecido la armonía social; y así todos los beneficios de la civilización crean deberes y obligaciones de un orden superior.

¿Cuáles son nuestros deberes y compromisos en presencia del bien que hoy recibimos? Permitidme, señores que yo responda por vosotros; ese sagrado deber, ese solemne compromiso consiste en unir nuestros pensamientos y nuestras voluntades en un solo pensamiento, en una sola voluntad, por el progreso, por el engrandecimiento, por la cultura de este cantón.  Así y solo así veremos cumplida  la misión civilizadora del periódico”

Una salva de calurosos y prolongados aplausos ovacionó al orador.

Luego se procedió a servir la primera copa de champagne; y entonces el inteligente y entusiasta padre Abad, improvisó un elocuente y conceptuoso brindis que entusiasmó a la concurrencia, sobre todo cuando, en un arranque de ardor oratorio, dijo:  “ antes que sacerdote soy patriota de corazón “.  Aquí el orador fue interrumpido por un resonante !bravo! De toda la compacta multitud. Finalmente el sr. Daniel Barragán, habló al público en términos fervorosos y oportunos que también recibieron el aplauso general.

Los vivas a la imprenta, al periódico y al pueblo de Alausí, eran cada vez más nutridos y atronadores; y así, en medio de este alegre vocerío de un justo y patriótico entusiasmo, la reunión duró hasta las diez  y media de la noche.

He aquí, relatada imperfectamente la simpática fiesta con que se celebró en Alausí,  la instalación de la imprenta y la aparición por primera vez, de un periódico.  Ojalá que su recuerdo perdure en la mente de los hijos de este floreciente pueblo y les sirva de estímulo para conservar con amor las conquistas que, poco a poco se van realizando en los campos del progreso, para aprovechar de sus beneficios y emprender con bríos, en lo sucesivo, en obras de mayor aliento para el beneficio de este querido suelo.

Al día siguiente, es decir el Diez de Agosto de mil novecientos catorce, salía a la luz el primer número de este histórico periódico ‘La Unión “.  El editorial, escrito posiblemente por todos quienes conformaban el cuerpo de redactores, esbozó un escrito de profundo contenido social; y con un ejemplo para quienes en lo posterior ejerzan esta noble tarea del periodismo. Reproducimos lo más  importante de este escrito:

“ He aquí la realidad  fecunda y palpitante coronando con los laureles del triunfo latente con los que han luchado por una nueva idea vacilante, indecisa, tímida en la mente del iniciador; firme, vigorosa, resuelta por la eficacia del apoyo, produce al fin el ansiado fruto con que, en un momento de generosidad y entusiasmo, soñó un grupo de jóvenes amantes de la cultura intelectual.

Es necesario que el Cantón todo se persuada y entienda que nuestra labor es bien intencionada. No buscamos lucro, fácilmente se comprende que en un centro pequeño y aún no preparado para las empresas periodísticas, no se pueda obtener   resultados que siquiera  corresponda al esfuerzo realizado.

Tampoco nuestro lema es odio ni venganzas: jamás las columnas de este periódico se mancharan con el insulto.

Lo que queremos, lo que anhelamos, la única mira que tenemos por delante, es trabajar con generosidad y entusiasmo, sin  omitir esfuerzo ni sacrificio alguno, por la unión y por la cultura del progreso de este cantón.                     

    El cantón Alausí, es una rica porción  de la patria. La pródiga naturaleza ha derramado aquí con abundancia, sus bienes más preciados. Clima, feracidad del suelo, variedad y delicadeza de frutos, proximidad a la Costa, con la que mantiene activo e importante comercio, son títulos que le dan derecho, para figurar distinguidamente en el balance de la riqueza nacional. Añádase el carácter honrado y hospitalario de los moradores, su patriotismo, su espíritu de empresa y tendremos a un pueblo digno de encomio y de cualquier esfuerzo para levantar su nivel intelectual.

Si por desgracia no ha alcanzado hasta hoy todo su desarrollo y progreso de otras poblaciones,  tal vez menos ricas, pero más felices, es porque sus fuerzas, sus tendencias,  sus energías todas, han permanecido disgregadas y aún apropiadas por una acción malsana de egoísmo, que nosotros queremos enmendar, corregir y desterrar.

Nuestro periódico toma sobre sí, desde ahora, el deber de abogar resuelta y varonilmente por los derechos de este pueblo y trabajar con todo ahínco por el logro de sus patrióticas aspiraciones. Clamaremos con todas las fuerzas del derecho, con el reinado del orden, de la honradez y la justicia en los distintos ramos de la administración cantonal. Combatiremos los abusos  que acaso cometieran las autoridades. Señalaremos las múltiples necesidades sociales, administrativas y económicas de este cantón, a fin de que los poderes públicos, las atiendan y satisfagan. Reclamaremos la más preferente atención en favor de la enseñanza pública, piedra angular del verdadero progreso. Despertaremos la conciencia cívica de nuestro pueblo a fin de que, en guarda de sus derechos mantenga siempre levantada y firme su condición de libre, única valla contra los ignaros gamonalismos que hasta hoy han  recargado el progreso de estos pueblos dignos. Por fin, encausaremos su aspiraciones hacia sus ideales levantados y generosos.

En política,  seremos independientes e impersonales; pero la política nacional, los sagrados intereses de la patria, las conquistas de la libertad, la ley, el derecho y la justicia, tendrán en nosotros tal vez no paladines, pero al menos soldados modestos y entusiastas.

He aquí nuestro programa, he aquí nuestro bien intencionado empeño. Quiera la buena suerte de este Cantón, quieran los venerados próceres del Diez de Agosto, bajo cuyos auspicios ponemos nuestra incipiente labor, hacer que ésta sea prospera, fecunda y eficaz. Al presentarnos en el palenque de la prensa, tremolando en nuestra diestra la bandera del honor,  cumplimos con el deber de saludar a todos y a cada uno de los presentes del periodismo nacional”.

Este fue el mensaje que a través del editorial, transmitían a los lectores del país, un mensaje lleno de optimismo y de fe en lo que hacían.

Otro de los artículos aparecidos en esta primera edición, habla así mismo de la gran importancia que tiene el periodismo y de sus implicaciones en la vida regional y nacional. El título de este artículo era “La epopeya del periodismo”.

“Hay veces en la historia de los pueblos coincidencias hasta cierto punto problemáticas. Ante la visita de un observador indiferente,  casi pudiera decirse, que nada significa, pero que con el  interés que debe animar a los hijos de un mismo suelo, son en cierto modo, o la realización de sus ideales, o el paso decisivo que da  un pueblo en el sendero del progreso y del verdadero adelanto.

Una de estas coincidencias es la aparición que hace esta hoja periodística, por primera vez en Alausí, en una de las  más grandes fechas que tiene la nación ecuatoriana.

Para los ecuatorianos, el Diez de Agosto, es el magno día de inmortales recuerdos, es su gloriosa efemérides que vive perenne en la memoria de todos.

Nada más puesto en razón, que haber elegido este día para la aparición de esta humilde hoja en la arena periodística. Para Alausí, esta fecha será de hoy en adelante,  el eslabón que una las glorias nacionales,  con su porvenir no muy lejano, que a no dudarlo, será fecundo en el bienestar y progreso, ya que la imprenta y un periódico,  son los factores de la cultura y civilización de un pueblo.

Las multitudes inconscientes se agrupan en torno a una prensa y sin darse cuenta de lo que significa, unos la miran con asombro, otros con espanto y todos arrastrados por una corriente de prejuicios, se resisten a creer que sea el elemento de vida y salvación de la sociedad, siempre que se la sepa dirigir por el sendero de la verdad y del bien. Y sin embargo hay que saber que un periódico no es sino el cerebro de la prensa y el espíritu vital que engendra  actividad, movimiento y la misma vida entre todos los órganos y miembros de un pueblo. ¡Todo lo hace un periódico! ¡La prensa es su más dócil instrumento!.

Para los múltiples problemas que tiene que desarrollar la Sociología Moderna, la imprenta y el periodismo, desempeña la heróica labor de abnegados servidores en pro de los vitales intereses de la humanidad.

Veamos sino como inmensas masas de pueblo ignaro y analfabeto,  se dejan arrastrar por la corriente de civilización y cuyo precursor no es otro sino el periódico, ya sea esta una humilde hoja o un majestuoso diario de mundiales informaciones, ora sea una revista, ora sean publicaciones eventuales.

El periódico ha salvado las barreras del tiempo y del lugar, y es hoy día el risueño huésped que penetra con soberbio paso, así en los salones del rico, como en el tugurio del pobre, domina las populosas ciudades y visita hasta las aldeas y los campos; su marcha es triunfal y al fin, es el dueño del mundo.

Ahora no hay niño, joven ni anciano que no sepa lo que es un periódico. Hasta el obrero que hasta ayer no más era el oscuro mártir del deber, el triste paria de la sociedad, hoy en día ya se da cuenta de su destino y del rol que le cabe en el concierto universal de la civilización; y ¿dónde ha adquirido ese conocimiento ¿...... sino en  el periódico?.

Abrámosle el paso de pie, rindiendo el culto que se merece y démosle generosa hospitalidad, nobles hijos de Alausí, que conmemoráis con triunfo grande, el triunfo secular de nuestra emancipación política.

No creamos que nos puede hacer daño; creerlo de este modo, sería incurrir en un error  de lesa civilización, en uno de aquellos errores que al  decir de un ilustre pensador, sería la muerte de los pueblos”.

Nos permitimos transcribir además lo que manifiestan en una de las secciones, con que contaba este naciente periódico y que bajo el título:  “Crónica local” dan a conocer  a  la ciudadanía:

El Diez De Agosto. Hoy celebra la patria el ciento cinco aniversario del Primer Grito de Libertad. En tan gloriosa fecha, llenos de júbilo nos inclinamos reverentes ante nuestros próceres; y al presentar al público nuestra hoja, pequeña ofrenda del patriotismo de los hijos da Alausí, enviamos un saludo a la prensa nacional y a la sociedad toda, pidiéndoles benévola acogida.

Es sensible que la  municipalidad de este cantón no haya acordado festejar de alguna manera la gloriosa efemérides que hoy conmemoramos.

Exámenes: Las distintas escuelas de esta villa, presentaron en la semana  próxima pasada,  sus pruebas de fin de año con resultados satisfactorios, habiendo sobresalido los alumnos de la escuela particular del señor Nectario Ortiz, hábil y entusiasta pedagogo a quien damos un voto de aplauso. Los alumnos más distinguidos de esta escuela son los siguientes:

César Solano, José Antonio Ortiz, Luis Riofrío, César Robalino, Eliécer Guadalupe, Melquisedec Cuadrado, Julio César Cuadrado, Carlos Corral, José Robalino, Emigdio Benalcázar, Honorato Robalino.

Puestos de aprovechamiento obtenidos por los alumnos en la última sabatina, efectuada el quince de julio de mil novecientos catorce.

Curso superior compuesto de tres secciones:

  • Primera sección: primer puesto: Luis Fuentes.
  • Segunda sección: primer puesto: Francisco Marchán.
  • Segunda sección: segundo puesto: Pablo Palomeque.
  • Tercera sección: primer puesto: Luis Riofrío.
  • Tercera sección: segundo puesto: Honorato Robalino.
  • Tercera sección: tercer puesto: Julio César Cuadrado.
  • Tercera sección: cuarto puesto: Luis Pinos.

Curso medio compuesto de tres secciones:

  • Primera sección: primer puesto: César Solano.
  • Primera sección: segundo puesto: José Antonio Ortiz.
  • Primera sección: tercer puesto: César Robalino.

Curso de preparatoria, consta de tres secciones.

  • Primera sección: primer puesto: José Robalino.
  • Segunda sección: primer puesto: Carlos Corral.
  • Tercera sección: primer puesto: Octaviano Cattani.

Las niñas del colegio particular regentado por las religiosas de San Francisco de Sales, manifestaron grandes aprovechamientos, tanto en el internado como en la clase externa gratuita de las niñas pobres.

Las alumnas internas que más sobresalieron en el examen fueron las siguientes:

Mercedes Febres Cordero, Ángela Morlás, Matilde Bravo, Cruz Amaya, Marina León, Eufemia Cevallos, Judith Samaniego, Ana María González- Rubio, Rosario Febres- Cordero, Victoria Sanmartín, Carmen Piedrahita, María Cleofé Abad, María Virginia Palacios, Carmen Cuadrado, Teresa Romero, Cristina Sanmartín, Rosa E. González- Rubio, Leonor Febres Cordero, Esther Montalván.

Sabemos que la prueba rendida por las niñas de la escuela municipal, dirigida por la inteligente profesora, Sra. Rosa M. de Vivero, ha sido satisfactorio.  Felicitamos a la Sra. de Vivero.

La escuela que corre a cargo del Sr. Jorge Tinajero, deja mucho que desear.  Es un gasto inconducente el que hace la municipalidad al sostener ese plantel; pues durante todo el año apenas si han concurrido ocho alumnos.  De continuar así,  más valdría que se la suprima.

  • Sanidad. Los empleados de este importante ramo que prestan sus servicios en esta villa, han logrado mediante esfuerzos, extirpar la peste negra que comenzó a hacer estragos; y por consiguiente, debe ya suspender la vacunación forzosa, dejando libre el tráfico de los viajeros.
  • Banda de Músicos. Se está formando una banda municipal con treinta instrumentos que pidió directamente a Italia el Concejo de mil novecientos doce.  Algo han adelantado en el aprendizaje los muchachos que la conforman; pero  se nos ha informado que el instructor Sr. Francisco Paredes, los trata de manera un tanto brutal.  Infeliz de aquel que desafine su instrumento, enseguida recibe un palo en la cabeza.  No creemos que el arte de Mozart, se enseñe a palos.  Esperamos más corrección en el Sr. Paredes.
  • Ornato.- Desearíamos más actividad y vigilancia de parte del Sr. Comisario Municipal, a fin de que haga observar la ordenanza correspondiente, ya en lo que se refiere a la construcción de edificios nuevos, ya en la reparación de los antiguos, prescribiendo que se blanqueen  las paredes y se amurallen los sitios, pues da feo aspecto las fábricas sin simetría y los sitios sin muralla o con cercas a la rústica.
  • Asentistas.- Sabemos que algunos de estos señores negociantes de los impuestos municipales, cometen abusos en la recaudación, sin preocuparse de la tarifa general, tratando de imponer una especial, elaborada a su antojo.  Corremos traslado a quien corresponda a fin de que ponga coto a estos abusos.
  • Desagüe.-  Es urgente que se construya  uno en la pila de la  Plazuela, pues actualmente corren las aguas por las calles, formando inmundos charcos.

De esta manera se había dado a conocer a la ciudadanía,  noticias que a su modo de juzgar las cosas, creían que concitarían la atención  de los lectores. Como podemos apreciar se referían a asuntos que tenían que ver con la acción municipal en unos casos y en otros con la labor que desempeñaban las instituciones educacionales.

En una de las secciones del periódico, apareció también una dedicada a publicitar anuncios comerciales. Desde luego y en primera página aparecía uno que se refería a la suscripción y venta de el periódico “La Unión”.




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