Arrastre de Caudas

El Arrastre de Caudas de Quito en Semana Santa es una conmemoración religiosa fúnebre eh homenaje a Cristo. Las ciudades de Sevilla, Lima y Quito mantienen la tradición.

¿Qué debes saber?

  • A la ciudadanía a experimentar una celebración espiritual única en el mundo, que solo ocurre una vez al año, cada miércoles de Semana Santa en Quito; se trata del Arrastre de Caudas, que tendrá lugar en la Catedral Metropolitana de Quito, el próximo Miércoles Santo a las 12:00.
  • Esta celebración se destaca por ser la única conmemoración fúnebre en homenaje a Cristo de todo el mundo católico, y que por sus tradiciones y rituales llega a convertirse en una fortuna para quienes tienen la suerte de contemplarla.

Arrastre de caudas

La palabra “cauda” deriva del vocablo latino homónimo, que quiere decir “cola”. El ritual consiste en el arrastre de una bandera, cola o cauda, de varios metros de largo por parte de los jóvenes solteros (que son los priostes ) de algunas familias del pueblo, acompañados de peculiares personajes como: almasantas, capitán , cucuruchos ; junto a una multitudinaria procesión por las calles del cantón. Durante este día se realizan múltiples ceremonias simbólicas, como la entrega de la llave y sombrero a los jóvenes priostes (denominados los guardianes del sepulcro de Jesús), las siete palabras y el descendimiento de la cruz.

Antiguamente el ritual se practicaba desde los días lunes a los sábados de la Semana Santa. Con el paso del tiempo, los creyentes se han reducido y la manifestación religiosa está desapareciendo, y cuenta con escasos y escuetos registros documentales.

Antiguamente, esta ceremonia era celebrada por los romanos y fue llevada a las conmemoraciones religiosas de Semana Santa en Sevilla, Lima y Quito, pero en la actualidad solo se ha preservado en esta última ciudad, que heredó la tradición en el siglo XVI y la ha mantenido hasta el presente, volviéndose única en el mundo. Esta tradición, que resulta del sincretismo romano y católico, rinde homenaje a los generales caídos en batalla, que en este caso es el mismo Jesucristo a quien se le rinde honores por su caída en la lucha por la fe; la ceremonia simboliza la muerte y resurrección de Jesús.

Los personajes del Arrastre de Caudas

En la celebración participan seis clérigos, identificados como ‘Los Primados’, quienes son elegidos para esta ceremonia por su antigüedad al servicio de la iglesia, con una edad promedio de 80 años. A estos religiosos se les ofrece la participación en el culto porque han entregado sus vidas al servicio del pueblo. Es por tal motivo que entran a la iglesia vestidos de blanco, simbolizando la pureza de su labor, pero cubiertos con una capucha con capa negra (cauda) de varios metros de longitud que se arrastra en señal del barrido de los pecados.

En el altar aguarda el Arzobispo de Quito, vistiendo una túnica dorada, púrpura y blanca, adornada con hilos de oro y plata, acompañado de dos canónigos vestidos de blanco y púrpura, color que representa la penitencia.

La ‘Verdadera Cruz de Cristo’ y la Bandera de la Resurrección

Durante la celebración se representa la presencia de Jesús a través de la exhibición del ‘Lignum Crucis’, una reliquia celosamente resguardada por los clérigos quiteños, que se compone de oro y piedras preciosas, y que en su centro tiene impregnados fragmentos de la auténtica Cruz de Cristo. Este objeto es al cual se rinde homenaje con una gran bandera negra, que simboliza a la humanidad en tinieblas, que lleva una enorme cruz cristiana de color rojo en su centro, color que representa al “martirio”.

Ceremonia fúnebre y liturgia

A las 12:00 del Miércoles Santo inicia la ceremonia fúnebre con la entrada de los seis primados que arrastran las caudas, mismos que van escoltados cada uno por un séquito de tres estudiantes hasta su llegada al altar mayor donde son recibidos por el Arzobispo y sus canónigos, estudiantes del Seminario Mayor que llevan cirios encendidos. La entrada se realiza acompañada de música fúnebre que es interpretada en el órgano mayor de la Catedral, lo cual se combina con un ambiente oscuro, que despide un aroma a incienso y sahumerio, que inmediatamente transporta a los asistentes de la ceremonia al siglo XVI.

Luego los primados se colocan de rodillas sobre unos cojines de terciopelo rojo, e inicia el rezo de las “solemnes vísperas” mientras un diácono sube al púlpito exhibiendo a los asistentes el ‘Lignum Crucis’. Acto seguido la cruz es colocada en el altar y los primados se recuestan en el suelo boca abajo, dejándose ver solamente las caudas, esta parte significa la muerte de Jesucristo.

En este punto el Arzobispo flamea la bandera gigante que está colocada en la mesa central del altar de la Catedral sobre los primados y sobre el Lignum Crucis, lo cual representa el homenaje al general caído. Luego el Arzobispo da tres golpes en el piso, que significan los días que Jesús estuvo en su tumba, y los clérigos se levantan del suelo representando la resurrección del Todopoderoso, en este punto inicia la litugia católica, con la cual el Arzobispo bendice a los asistentes con el Lignum Crucis y la ceremonia concluye.




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