Antigua Hacienda de Rumipamba

La Hacienda Rumipamba, con una historia que se remonta al siglo XVIII, se convirtió en los barrios contemporáneos de Rumipamba y La Carolina.

¿Qué debes saber?

  • La historia de la Hacienda Rumipamba y su transformación en los barrios contemporáneos de Rumipamba y La Carolina es un testimonio del pasado colonial y la evolución moderna de Quito. Desde sus raíces como una propiedad colonial hasta su papel en la planificación urbana del siglo XX, Rumipamba continúa siendo un lugar de importancia histórica y cultural en la capital ecuatoriana.
  • La historia de la Hacienda Rumipamba es un fascinante relato que se remonta a finales del siglo XVIII en Ecuador. Este extenso territorio, originalmente parte del vasto patrimonio del abogado lojano Nicolás Carrión y Vaca de Vega, pronto se convertiría en un punto clave en la historia de Quito y sus alrededores.
  • En 1797, la hacienda pasó a formar parte de la dote de Rosa Carrión, hija de Nicolás Carrión, cuando se casó con Manuel de Larrea y Jijón, el primer marqués de San José. Esta unión entre dos familias prominentes consolidó la propiedad de Rumipamba como parte de la elite terrateniente de la época.

Durante su historia, Rumipamba fue testigo de eventos significativos. Uno de los momentos más destacados ocurrió en 1829, cuando Simón Bolívar, el Libertador de América del Sur, se hospedó en la hacienda por un período extendido. Invitado por sus amigos, los Larrea-Carrión, Bolívar utilizó Rumipamba como base para despachar asuntos de gobierno y establecer su residencia temporal mientras se encontraba en Quito. Este período en Rumipamba coincidió con un momento crucial en la vida personal de Bolívar, ya que su anfitriona, la joven marquesa de San José, estaba esperando un hijo con el mariscal Antonio José de Sucre.

Tras la muerte del primer marqués de San José en 1835, la propiedad de Rumipamba quedó en manos de su viuda, quien heredó la hacienda y se convirtió en una figura prominente en la región. Con el paso del tiempo, la hacienda cambió de manos a través de herencias y ventas, hasta que en 1894, una parte de Rumipamba fue vendida a las Hermanas del Sagrado Corazón. Estas hermanas utilizaron la tierra para establecer un sitio de retiro, conocido como Quinta Sagrados Corazones de Rumipamba.

Mientras tanto, la historia de Rumipamba estaba entrelazada con la de otra prominente hacienda cercana, La Granja. Documentos del siglo XIX sugieren que La Granja pudo haber sido una extensión de Rumipamba en algún momento, aunque la propiedad cambió de manos varias veces antes de ser adquirida por Rafael Barba Jijón. Barba Jijón, quien también adquirió Rumipamba, vinculó estas dos propiedades vecinas y jugó un papel importante en su desarrollo futuro.

En 1939, María Augusta Urrutia Barba, hija de Rafael Barba Jijón y heredera de Rumipamba, tomó la decisión trascendental de donar la hacienda al Municipio de Quito a través de la Fundación Mariana de Jesús. Esta donación fue parte de un esfuerzo más amplio para preservar áreas verdes y fomentar el crecimiento planificado de la ciudad. La parte de Rumipamba que se convirtió en La Carolina se destinó a la creación de un gran parque público, que lleva el nombre de la tía de María Augusta, Carolina Barba Aguirre.

Los barrios contemporáneos de Quito

  • La urbanización de Rumipamba y La Carolina marcó una nueva era en la historia de Quito.
  • Estos barrios contemporáneos, ahora densamente poblados, surgieron de vastas extensiones de tierras agrícolas y haciendas coloniales.
  • La visión de María Augusta Urrutia Barba y su compromiso con la preservación del patrimonio natural y cultural de Quito dejaron un legado perdurable en la ciudad.

Los primeros habitantes de Quito

El Parque Arqueológico y Ecológico Rumipamba, establecido en el lugar de la antigua hacienda, es un testimonio de esta rica historia. Con 40 hectáreas de extensión, el parque alberga vestigios arqueológicos que revelan la vida de los primeros habitantes de Quito. Excavaciones arqueológicas han descubierto restos de viviendas, talleres textiles y otros artefactos que proporcionan una visión fascinante de la vida cotidiana en tiempos pasados.

El parque también sirve como un espacio verde invaluable en medio del desarrollo urbano, proporcionando un refugio para la biodiversidad local y un lugar de recreación para los habitantes de Quito y los visitantes. Con senderos para caminar, áreas de picnic y programas educativos, el Parque Rumipamba se ha convertido en un destino popular para aquellos que buscan conectarse con la historia y la naturaleza de la región.




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