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Volcanes y áreas protegidas de Quito

Anímate a recorrer la "Integral Pichincha" admirando la belleza del Rucu y del Guagua Pichincha, o anímate a visitar el Ilaló y el Pululahua, experiencias cautivantes llenas de adrenalina en medio de espectaculares áreas protegidas.

¿Qué debes saber?

  • El Distrito Metropolitano de Quito, capital de la Provincia de Pichincha y capital del Ecuador, ocupa un lugar privilegiado del callejón interandino, al ubicarse en plena linea equinoccial.
  • El volcán inactivo Ilaló alcanza los 3.161 m.s.n.m. se constituye en el principal atractivo turístico del valle de Tumbaco, famoso por la ruta que conduce a La Cruz que domina su cumbre y desde la cual se puede observar imponentes paisajes andinos. Senderismo, ciclismo y camping, son las actividades que habitualmente los turistas realizan en el Ilaló.
  • El Guagua Pichincha y el Rucu Pichincha forman la famosa Integral Pichincha, un circuito de senderismo que permite a los aventureros, atravesar el costado occidental de Quito, en una ruta que alcanza varias cumbres.
  • En la Reserva Geobotánica Pululahua, el cráter de un volcan inactivo, alberga fértiles tierras, que atravesadas por senderos brindan a los turistas facilidades para la práctica de senderismo, camping y observación de la naturaleza.
  • La Reserva ecológica Yanacocha, es una reserva privada de la Fundación Jocotoco, queda en la parroquia Nono al noroccidene de Quito, es el hogar de una enorme diversidad de aves, anfivios, reptiles y mamíferos que vuelven a este lugar en un destino muy visitado por los turistas nacionales y extranjeros
  • La Reserva de Biósfera Choco Andino, se ubica a tan solo 45 minutos hacia el noroccidente la ciudad de Quito, en ella se encuentra un paraíso natural poco conocido, pero de incomparable belleza y valor mundial, por lo que en el 2023, en un proceso democrático, el pueblo ecuatoriano decidió declararla como una zona libre de mineria. 
  • En Calacalí, el Bosque nublado de Yunguilla, ofrece experiencias de turismo comunitario

La vibrante inquietud por conocer al Gran Pichincha

  • Esta gran explanada que sostiene la ciudad, levantada sobre estribaciones y quebradas rellenas, es parte de un gran macizo que con hospitalidad ha recibido a quiteños y foráneos desde siempre.
  • Sobre las faldas del gran Pichincha se desbordaron los primeros los límites capitalinos hacia los cuatro puntos cardinales, que seguramente hacia los años 50, cuando vivían apenas 200.000 personas en la “Carita de Dios”, estaban conformados por el empinado barrio de San Juan, al norte, la quebrada de Jerusalén (actual viaducto y bulevar 24 de Mayo), al sur, El Dorado y La Tola, hacia el este, y San Diego, San Roque y El Tejar, al oeste.
  • Las primeras excursiones se realizaban a lugares cercanos que no implicaban mayor desplazamiento. Destinos como la loma de Puengasí, El Panecillo y las riberas del Río Machángara estaban más a la mano. Hacia el otro lado, más lejos, se podía bajar a Guápulo, atravesar los potreros de Iñaquito  y llegar hasta Cotocollao. Otros, más atrevidos, buscarían la bondad de La Chorrera, arriba de Toctiuco y la altura y el frío de los páramos en Cruzloma, al pie del Rucu Pichincha para pasar una noche helada.
  • Adentrarse en lo profundo de los páramos, desde siempre, fue una actividad para pocos: chagras a caballo, jornaleros de haciendas, cazadores o locos andinistas han merodeado las alturas circundantes a Quito. Y es que la fascinación por desfilar entre peñascos y quebradas del gran Pichincha es una manía por el grandioso paisaje  que ofrece.

Los primeros senderistas del Pichincha

  • Hace 20 años recorrer el Pichincha por completo era muy distinto que ahora; el recorrido iba de este a oeste y comenzaba al pie de la Av. Occidental, pasaba por Cruzloma y hacía la primera pausa en la “Cueva de Whymper”, al inicio de la roca en el Rucu, voz quichua que significa viejo.
  • Al día siguiente se coronaba la montaña por la ruta normal: el eterno arenal en el que al dar cuatro pasos se retrocedían tres.
  • Luego de varias horas de descender hacia el oeste y atravesar las estribaciones del Padre Encantado (pico que se ubica en medio del camino), se alcanzaba el refugio de la entonces Defensa Civil, para pasar otra noche helada.
  • Y en el tercer día se llegaba al filo sulfuroso de la cumbre del Guagua y joven volcán Pichincha.
  • De regreso por el albergue de montaña se bajaba hasta la parroquia rural de Lloa para, con algo de suerte, encontrar un samaritano que llevara a los aventureros polvorientos y exhaustos hacia el sur de Quito, y encontrar la vía a sus domicilios.
  • Los tiempos cambian y en la actualidad las distancias y los esfuerzos se reducen.
  • En una época de teleférico, downhill, Ironman y triatlón, la montaña es la misma y las precauciones son lo más importante a tener en cuenta en el momento de lanzarse por una aventura como esta.

El integral Pichincha

  • Una de las mejores opciones para hacer el mismo recorrido es comenzar desde atrás, en un itinerario que va de 8 a 10 horas comenzando del lado de Lloa, es decir de oeste a este, para finalizar con un mimo a las rodillas bajando a la ciudad en una cabina suspendida en el aire, con la mejor vista de la Quito.
  • La ruta comienza en el refugio del Guagua, desciende al collado que une este volcán activo con el Padre Encantado y empata a la base oeste del Rucu, esta es quizá la parte más complicada: el ascenso hasta la ventana que abre paso a un mirador espectacular: la meseta del Quito moderno, del norte, los valles y las montañas circundantes.
  • Desde allí en día despejado, la vista panorámica estremece a cualquiera y deja ver de norte a sur los volcanes: Casitahua, Pululahua, Cotacachi, Mojanda, Imbabura, Cayambe, Cerro Puntas, Ilaló, Antisana, Antisanilla, Sincholagua, Cotopaxi, Pasochoa, Rumiñahui, Ilinizas, Corazón y el Atacazo, vecino más cercano.
  • En solo minutos se puede dejar perplejos a todos los caminantes y reconocer los edificios de la ciudad, sus parques, el nuevo aeropuerto, los valles y los lugares que cada uno lleva como referente.
  • La última hora de caminata es hacia la estación superior del teleférico.
  • Para realizar esta aventura es necesario llevar una mochila ligera, agua, un par de bastones para trekking, calzado y vestimenta adecuada para el sol, frío y viento. Y por supuesto, tener la compañía de un guía que conozca muy bien el camino y los alrededores.
  • En Lloa se pueden hacer varias paradas “técnicas” para abastecerse, al inicio de la jornada si la dirección a seguir es Guagua - Rucu - teleférico, o para recuperar fuerzas con la gastronomía local: caldo de gallina, choclos con queso, habas y fritada, en pleno parque central de Lloa.
  • En la actualidad es sencillo llegar o regresar de Lloa, hay frecuencias diarias de transporte público entre la parroquia y el desvío al Cinto en la Mena, en el sur de Quito.
  • El camino es asfaltado hasta allí y para subir hacia el refugio es necesario ir en un vehículo todo terreno.

Curiosidades del Pichincha

  • La chuquiragua es la flor de los Andes ecuatorianos, crece como un arbusto grande que puede alcanzar entre 2,5 y 3 metros de altura. Uno de los sitios donde más se la encuentra es en el páramo del Guagua Pichincha.
  • La actividad volcánica del Guagua es perceptible en el filo del cráter.
  • El fuerte olor del azufre no es la mejor recompensa al llegar a ese punto, aunque es la prueba de la proeza. Hasta 1999 hubo aguas termales en el cráter, luego de la erupción entre ese año y el 2000, desaparecieron.



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