Villa Las Mimosas Baños

Las Mimosas, es un himno cantado a la vida en superpuestas mundos duraderos, aposento del agua, de la luna, de fábulas de niños, de luces de novicias .

Las Mimosas

Los quindes enamorados de las flores eslan en eclosión constante, buscando entre los pétalos el embriagador néctar que endulzará exultante su obstinada vocación de chupaflor. las mariposas de pomposos colores, recogerán el polen que fecundan estambres y en sutiles romances, enaltecen su efímera vida, llenando de poemas los soles de verano. Los catzos zumban sus mágicos hechizos en circulos maleables, vistiendo trajes tornasoles que se esfuman en la hierba. Las cigarras buscan entre las hojas la malicia, para poder cantar su natural embrujo.

Los pájaros, virtudes cantarinas, hacen sus espinosos nidos en las ramas mas altas de los árboles y en esqulvo arrebato surcan por los espacios, saludando a lo eterno. Abejitas obreras con trajes presidiarios, jugando libremente por todos los rincones. Cofradía de hormigas en largas procesiones, cargando andas silvestres. Hay equilibrio puro en el ambiente.

Los soles rnañaneros se refrescan con céfiros que viajan tomados de la mano de cometas errantes; el rocío, metáfora de madrugadas frágiles, reposa en la hierba de femeninos tallos, las bugambillas cuelgan su collar de hojas rojas en perenne cascada; los helechos, en derroche copioso de verdor admirable, se suspenden al aire, desde dinteles gráciles de grandes ventanales; girasoles y hortensias ponen colores soberbios a elegantes jardines cuidados con esmero por manos generosas, junto a rosas fragantes de risueñas corolas, a gladiolas, a nardos, a madreselvas vírgenes, a dalias hechiceras, a claveles y a lirios hermanados con cipreses, eucaliptos y sauces. Las cucardas, guardianas inmutables, circundan con su gracia paradisiacos campos, donde habita la vida en serena abundancia.

Villa Las Mimosas

La casa enclavada en medio de ese jardín divino, ostenta con mesura primorosos encantos y ordenados detalles que guardarán por siempre un pedazo de un mundo de inimitable embrujo, ensalzando solemne la creación del cielo.

Venidos de ciudades donde todo es bullicio, donde las aves gimen su destierro, donde las flores y las plantas están presas en calles de cemento y el smock ennegrece los pulmones, los dueños de este ldllico microcosmos, buscan las bienaventuranzas perdidas en funestos futuros, en perpetuo amoir con perfumes divinos.

Las Mimosas, es un himno cantado a la vida en superpuestas mundos duraderos, aposento del agua, de la luna, de fábulas de niños, de luces de novicias Iuciémagas que deambulan cortando el infinito, de palomas de estirpe castellana v de croar de ranas en pinceles lozanos.

Por Rodrigo Herrera Cañar




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