Catedral de Malaga

En todas las ciudades una catedral es siempre algo importante, pero aquí en Málaga lo es todavía más, porque no es solo un edificio religioso, es también un referente, un hito ciudadano, un jalón en el camino y un testigo de muchos acontecimientos.

El edificio es una de las mejores muestras del arte religioso español: situada sobre los restos de otras muestras culturales tales como la primitiva mezquita almohade.

Se empezaron sus trazas aproximadamente sobre 1.530 y se finalizó en el siglo XVIII, aunque es una obra inacabada ya que le falta remate de la fachada principal y la torre sur.

 La falta de una torre ha hecho que se la llame popularmente La Manquita y que respecto a esto, circule aún hoy, una leyenda que dice que el dinero que se destinaba en el XIX a su terminación se gastó, mandándolo a pagar las guerras en América, aunque está demostrado que ese dinero realmente se destinó a financiar obras públicas urgentes en la provincia.

Con una planta de tres naves con girola, es en cierto modo una evolución del arte goticista que en su primer momento acogió las nuevas ideas renacentistas, con todas las naves de la misma altura con bóvedas vaídas conforman esos cupulines tan característicos que se ven desde arriba, por ejemplo cuando se ve la catedral desde el hotel Málaga Palacio.

El alzado incorpora el estilo siloésco con el dado de Brunelleschi, que contribuye a darle mayor altura y vistosidad sin distorsionar el canon.




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