Cantón Pujilí
A 10 kilómetros de Latacunga, nos recibe Pujilí, la “posada de juguetes” (traducción de la palabra quichua al español) es un lugar de matices y costumbres. Conserva la alfarería de antaño como actividad representativa de su pueblo antes de la llegada de los españoles. Su cerámica pintada y vidriada es una herencia que encanta a cualquiera que la observa.
El 28 de marzo de 1996 un terremoto destruyó la ciudad, obligando a una regeneración que la dotó de un nuevo aire y fomentó la unidad del pueblo. Esta regeneración incluyó la reconstrucción del Palacio Municipal, señalización, iluminación ornamental de calles céntricas; apertura de espacios como el centro cultural, taller artístico El Rosal y Complejo Recreacional Sinchaguasín y el mantenimiento de su catedral.
La fiesta es una característica de Pujilí y en junio de cada año se celebra el Corpus Christi, una celebración religiosa fusionada con tradiciones paganas, que tiene en el Danzante de Pujilí a su personaje emblemático. También conocido como Sacerdote de la Lluvia, el Danzante de Pujlí realizaba un baile ceremonial agradeciendo la cosecha del maíz durante los ritos en honor al cacique principal, con el tiempo esta figura se mantuvo y en nuestros días ha sido declarada patrimonio cultural intangible de la humanidad.
Cada lugar tiene su gastronomía típica y Pujlí no es la excepción, al llegar a este bonito cantón no se puede dejar de probar las morcillas, las uctotortillas y el mishque; delicias del lugar que te dejaran no solo un buen sabor de boca sino unas fuertes ganas de volver.
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