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La Nariz del Diablo y El Tren que recorre sus arrrugas

Que susto dirían muchos, al vivir una travesía extrema en tren, en uno de los lugares más representativos de la empresa Ferrocarriles del Ecuador.

La muy conocida ‘Nariz del Diablo’ situado en el cantón Alausí, provincia de Chimborazo, nos mostrará una magnífica construcción de la ingeniería, que es hasta la actualidad el tramo más difícil del tren ecuatoriano.

Para disfrutar de esta aventura, usted debe dirigirse al cantón Alausí, en este lugar un gran monumento lo observará desde lo alto. Un santo que cuida y asusta desde las alturas lo mira siempre, es San Pedro de Alausí. Los lugares de hospedaje y alimentación son múltiples y lo recibirán con los brazos abiertos.

El inicio del recorrido empieza a las ocho horas para abordar el tren en la estación de Alausí. Niños, jóvenes y adultos hacen fila para abordar al vagón asignado. El sonido del tren ‘chuchuchu’ anuncia la partida y el paisaje entre montañas, espacios verdes, pequeños caudales de ríos de azufre son parte de la paradisíaca travesía, por una parte de la región andina.

Escuchar “La Nariz del Diablo”, quizá a muchos les atemorizará, tu imaginación vuela, tal vez piensas ver una cara diabólica con una nariz arrugada y tan fea que estremecerá tu cuerpo, sin embargo, la nariz de este diablito no es tan horrible, pero si abres tus ojos y contemplas a esta gran montaña llamada Pistishi verás unos rasgos, un rostro que se ha formado por los picos y formas de la cumbre, que causan asombro, y aún más porque es esa la montaña que te permitirá llegar a Sibambe y a un mirador, desde el cual podrás observar a esta elevación, que alcanza los 2346 msnm.

En el trayecto observo el sol queriendo desprender sus rayos sobre las montañas, queriendo iluminar nuestras mentes y sobre todo calentar nuestros cuerpos. Es un recorrido entre ríos, montañas, encañonados y naturaleza que se suman a los incontables paisajes que te ofrece Ecuador en sus cuatro regiones.

Mientras la gente observa de pie por las ventanas, en el fondo suena la voz del guía, quien explica que la ruta fue pensada en el gobierno de Gabriel García Moreno, en 1861; y en 1895, Eloy Alfaro contacta a técnicos norteamericanos: Archer Harman y Edward Morley, responsables de esta construcción. En 1899, se inicia la obra de este tramo, que buscó reducir las 17 horas de viaje para conectar los andes y la costa ecuatoriana.

Alausí Ecuador

¿Ustedes se imaginan como lograron esta construcción?

En una pared de roca casi perpendicular construir rieles de tren a la perfección. Pues hablemos un poco de eso. En el libro ‘Construcción y Rehabilitación del Tren de Alfaro’, sus autores nos cuentan que se perdieron cientos de vidas de trabajadores jamaiquinos por varias circunstancias. El circuito se convierte en un tributo a cada vida, y un logro para la ingeniería de ese tiempo. Es necesario acotar que se extrajo de 57.000 a 96.000 metros cúbicos de material por 1.6 km de vía, si créalo fue una locura que se hizo posible y ahora es parte de esta ruta turística de Tren Ecuador.

Y el tren empieza a descender, con pequeñas pausas se detiene para que los brequeros puedan utilizar el freno manual y hacer el cambio vial de reversa en zig- zag para llegar al mirador. La montaña tienes una pendiente de 5,8 grados y 83 m de longitud. En este punto te das cuenta que el brequero es la persona estratégica, los ojos del maquinista.

Un detalle por subrayar es que el maquinista no tiene retrovisores para observar hasta donde debe llegar, parar e iniciar su cambio de riel, y es ahí, en donde los brequeros son la guía de la travesía, la luz y la brújula.

El recorrido en zig- zag termina al descender la locomotora y llegar al mirador. La atmósfera nos recibe con un frío helado que cala los huesos, mientras una neblina pesada pelea con los destellos del sol. Tengo tiempo para guardar los mejores momentos en este sitio. La montaña, un poblador de la zona que acompañado de su llama se toma fotografías con los visitantes, y los rieles que guardan los mejores momentos de un recorrido familiar.

Sabor en la estación de Sibambe

  • Tras fotografiar esta gran elevación retornamos a la estación de Sibambe. La comunidad nos recibe con danza, música, y por supuesto, su deliciosa gastronomía.
  • Para aplacar el frío un chocolate con humita, y un sinfín de recetas elaboradas con productos de calidad, debido a que la comunidad Tolte administra el ‘Café de Tren’.

Sueños de papel y fuerzas de acero en el puente Negro

  • Al retornar a Alausi, elegida como ciudad patrimonial del Ecuador, se observa un increíble puente de acero que une dos espacios separados por un abismo de 65 metros, “el puente negro”, es otra impresionante obra de la arquitectura, con 200 m de largo.
  • Papeles en forma de avión caen desde el centro del puente, unos pequeños niños al borde de las rieles con una astucia felina y sin miedo alguno dejan escapar sus sueños en cada avión que tiran al aire. El temor invadía mi cuerpo al acercarme a ellos, el vértigo de caer al abismo, quizás es lo más riesgoso que he hecho en la vida, caminar por el puente que no tiene barandas y un paso en falso, un paso al más allá. Logro acercarme a los pequeños, mi voz se quiebra por el miedo, pero al mismo tiempo, mi motivación era saber que piensan del tren, de ese espacio cercano donde ellos viven, y el tren se convierte en una rutina diaria.
  • No obtuve mucha información, solamente palabras sueltas como que el tren les alegra, que quisieran disfrutar de este patrimonio no solo con verlo pasar, sino desde uno de sus vagones, que el sonido no solo les motive a salir de sus casas y mover sus manos para saludar a los turistas, sino que desde adentro el movimiento de la locomotora les impacte, les asombre y les guste.

Ecuador no solo es un espacio de lugares únicos y magnos, este país es el sitio de los sueños, del amor y de las infinitas oportunidades de conocer gente extraordinaria con historias impensables. El recorrido por la Nariz del Diablo, se impregna en mi mente, pienso en las rieles, en los niños, en sus aviones de papel, en sus sueños que palpitan al subirse al tren de la vida.

Por: Sandy Doicela




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