Capilla de San Francisco de Sales en Alausí

Un tesoro patrimonial de Alausí es la Capilla del Colegio de San Francisco de Sales.

¿Qué debes saber?

Era el 31 de octubre de 1.899, fecha memorable para la historia de este pueblo. Alausí, la poética y risueña ciudad asentada señorialmente en un suave declive de la Andina Cordillera, cual doncella de honor, se siente halagada por la permanente presencia de viajeros que  tras fatigosas jornadas se atreven transitar por fragosos caminos. El pueblito se desenvuelve en la monotonía propia de la mayor parte de las villas serraniegas, tan solo alertadas de vez en cuando por la presencia de viajeros que se aprestan buscar reconfortante alivio y descanso.

Efectivamente, al medio día, de aquel día, cobijadas por un ardiente sol propio de la época, arribaban a nuestra ciudad tres religiosas: Sor Teresa Amada Longchamp, Sor Luisa Sabina Samaniego y Sor María Esperanza Vaca. Dentro del programa organizado para este acto sobresale la pieza oratoria de bienvenida compuesta por el más sobresaliente orador de la época, don Ignacio Cicerón Marchan Ramírez.

Es necesario e ineludible aclarar que en ese año cumplía las funciones de párroco y Vicario Foráneo, el doctor Roberto María Valencia, quien como veremos más adelante se desempeñó inclusive como Presidente Municipal. Fue él quien realizó todas las acciones previas hasta plasmar su objetivo de tener a estas religiosas en nuestra ciudad. Si bien es cierto que deseo de comenzar con su tarea, no les faltaba, se enfrentaban a la falta de recursos materiales y económicos que demandaban su trabajo. Si bien es cierto que el párroco les proporcionó hospedaje y alimentación en sus inicios; sin embargo, de ello, no era suficiente

La capilla del Colegio San Francisco de Sales, sitio obligado de visita de propios y turistas. Sus cuadros y pinturas se constituyen el exquisito gusto de quienes lo concibieron.

La construcción de esta capilla de la Comunidad de las Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales empezó en los años de 1914 y 1915. Los planos fueron diseñados por la Superiora Reverenda Madre María Esperanza de Godín de nacionalidad alemana, mujer extraordinaria con muchos talentos artísticos, espirituales e intelectuales

Los trabajos fueron seguidos y vigilados por el padre Bruney de origen alemán, era el Superior Provincial de los padres Lazaristas en Quito, desde donde vino para supervisar una obra cada vez que esta lo requería. Fue terminada en los años 1930 – 1935. Es de estilo gótico.

Entre las obras de más importancia merecen destacarse de una manera especial la bellísima Capilla, exquisita joya de arte gótica, que revela bien a las claras el amor que a Jesús Sacramentado tuvieron quienes la mandaron a construir. Los que la visitan, atraídos por su justa fama, no pueden  menos que quedar maravillados, en especial de los artísticos y grandiosos cuadros murales que la adorna; cuadros brotados del inigualable pincel de la malograda artista argentina señora Solé de Spuller, trágicamente fallecida en el terremoto de Guayaquil del 13 de Mayo de 1942.

El cuadro que presenta a Jesús con los niños fue pintado por el maestro cuencano. Sr. Alberto Falcón en el año 1952.

Las 14 estaciones del Vía Crucis y que están alrededor de la capilla los pintó en relieve la madre Josefina de Conde hija de familia Alacera, ella además de esta obra realizó varias pinturas que lastimosamente en el terrible incendio de 1947 fueron devorados por las llamas.




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