El Rincón de los Artistas - Julio Jaramillo

De lo que fuera un centro y motor de la bohemia guayaquileña solo quedan cortas guitarreadas y mucho pan. El centro artístico fue vendido hace un par de años a unos panaderos guayaquileños que decidieron mantener el ambiente musical, aunque sin éxito

El local El Rincón de los Artistas, ubicado en Esmeraldas y Gómez Rendón, guardaba historias de las noches de bohemia guayaca. Hoy ya no se lo puede visitar.

Esa noche de octubre del 2005, la nostalgia me lleva a Esmeraldas 2632 y Gómez Rendón: El Rincón de los Artistas. Legendaria casa pintada de blanco, a excepción de sus puertas y ventanas que lucen un rojo óxido.

Después de traspasar la puerta, camino al interior y llego a la sala central rodeada por cuartitos a manera de reservados. Antes eran cinco, ahora solo hay tres; es que con el paso del tiempo y la muerte de Pedro Manuel Espinoza Martínez (Guayaquil, 1905-1998), conocido como el Capitán, las cosas cambiaron en esa nave ebria de pasillos y boleros que conducía el capitán de la bohemia guayaquileña.

Ahora que el Rincón agoniza y la casa a punto de ser derribada, converso con Culbert Espinoza Piermatteo para rendirle tributo a ese punto de reunión y música popular.

Los recuerdos

Fue en 1989 cuando conversé por última vez con Pedro Espinoza que como siempre llevaba su acostumbrada gorrita de capitán. Esa noche, el Rincón estaba animado por cantantes, guitarristas, bongoseros, arpistas y visitantes que llegaban a tomarse un trago, cantar y escuchar música.

El Capitán me contó la historia del sitio: “Todos los artistas que han pasado por este puerto, han llegado al Rincón. Los nacionales, ni qué decir. Este local funciona desde 1940. Desde un comienzo le puse El Rincón de los Artistas, aunque la palabra sonaba, tal vez, un poco rara, pues la podían relacionar con telarañas y polvo; ¡pero qué va! Así se quedó, y ya ve usted que así morirá. Este fue el primer lugar que existió en la ciudad, se venía a hacer y a escuchar música, mi Rincón es sencillo, es auténtico”.

A cada rato llegaban los visitantes. Solamente eran recibidos los conocidos que jamás lo confundirían con una cantina rocolera. En la sala, los músicos, a petición de los clientes, se dividían en dúos o tríos y se instalaban a cantar en los reservados.

Al comienzo el local era de caña picada y el sector conocido como Barrio Ayora. Los primeros artistas en arribar fueron: Vicente Plaza que tocaba el requinto; Augusto Peña, que le hacía a la segunda; Julio César Villafuerte y Alberto Guillén Navarro, ambos compositores. Lucho Bowen, Olimpo Cárdenas y otros del barrio. Atendía de lunes a sábado a partir de las ocho de la noche hasta las tres de la mañana o hasta el amanecer. Con aguardiente preparaba un trago a base de cola y limón que vendía por botella de litro. La bohemia en esos años era cosa seria. El sitio se llenaba de artistas y fanáticos de la música. Los artistas, después de las funciones en las emisoras radiales o de sus presentaciones en los teatros, iban al Rincón. A veces, cerraban y la seguían en La Mamita, un salón inmenso en Machala y Luque. Los recuerdos del Capitán pasaban como un carrusel de escenas y personajes, de noches y amoríos.

Historia de Julio Jaramillo

  • Aún sus paredes están tapizadas con fotos de gente de la farándula, actores, pintores, personajes públicos, también están grabadas frases como: “La bohemia canta y llora en el Patio de Pedro”; “El viejo Rincón de los recuerdos” o la típica: “No aceptamos cheques, ni vales”.
  • Pero la que más llama la atención es la escrita sobre el quicio de una puerta: “Aquí cantaba Julio Jaramillo”. Aquella vez, el Capitán dio su muy particular versión: “Aquí se inició Julio Jaramillo. Medio sabía tocar guitarra, aquí aprendió"
  • Después se hizo famoso, aún así venía porque siempre fue un excelente amigo.
  • Cuando murió tuve la bandera, tres días a media asta. Julio trajo a muchos artistas extranjeros al Rincón. Recuerdo a Nelson Pinedo, Juan Ramón, a los Embajadores Criollos”.

Otros visitantes notables fueron Braulio Hito, el Cholo Berrocal, Luis Abanto Morales, Noemí Marco, Palo Santo, Cecilio Alba, Pedrito Otiniano, Daniel Santos, Chabuca Granda y Patricia González. Políticos y personajes como Carlos Julio Arosemena, Jaime Nebot Velasco, Jaime Nebot Saadi, Rafael Guerrero Valenzuela, Nahim Isaías Barquet, Francisco Huerta Montalvo, la Guga Ayala, Lucho Gálvez, Armando Romero Rodas y los de radio Cristal.

Interesante es saber que en esa casa vivieron como inquilinos: Eusebio Macías Suárez, Carlos Solís Morán, Gustavo Egüez Villacís, Carlos Silva Pareja, compositores y poetas.

Al final de la noche, el Capitán predijo: “Tantos años que ya estoy cansado, quisiera suspender; talvez quisiera construirme una casita. Pero esto de la bohemia está muy adentro y creo que primero terminaré yo”. Y así ocurrió.

Su hijo Culbert Espinoza cuenta que cuando murió, el Rincón quedó a cargo de su hermano Gastón pero también falleció a causa de las altas noches de bohemia y que él no quiere llevar la misma suerte. Entonces como la vetusta casa tiene problemas con el Municipio, los herederos planean derribarla y vender parte del terreno. Triste final.

Pero mientras eso ocurra, ciertas noches llegan a conversar los hermanos Vera, Kike Vega, Cecilio Alba, Rosalino Quinteros y otros más. Todas las noches, guitarreros y cantantes ofrecen sus servicios artísticos para dentro del Rincón o lo contratan para serenatas.

Todavía los cantantes vocean sus penas y alegrías. El bongó es el corazón que palpita negándose a morir. Las guitarras y sus cuerdas se enredan como cometas en los cables de la bohemia. Y qué es la bohemia, sino la más auténtica expresión de ser amante de la noche.

Esa última noche, con premeditación y alevosía, pedí una canción: “Hoy quiero recordarte/ en mi loca bohemia/ esta noche de insomnio/ que vivo por tu amor./ Todo se torna en sueños/ de un recuerdo añorado/ por eso soy bohemio/ bohemio por tu amor”. Herido pero aún vivo, abandono las telarañas del Rincón de los Artistas y salgo a mi noche sin luna.

Jorge Martillo Monserrate.

Julio Jaramillo Música

  • Su primer éxito lo cantó junto a Fresia Saavedra, Mi madre querida.
  • Luego de eso vendrían los célebres Fatalidad, Guayaquil de Mis Amores, Sombras, Nuestro juramento...
  • La obra de Jaramillo es tan extensa que el cálculo de su producción no fue posible sino hasta que su mayor coleccionista en el mundo, Yoshinori Yamamoto, revelara que había logrado recopilar más de 4.500 grabaciones.



Publicado en:


Publicado por: