Corviches de Cascol

Los corviches de doña Elisa potencian Cascol como paradero para los viajeros

Hace 10 años una gasolinera se convirtió en punto fijo para comer, para quienes transitan por la vía Guayaquil-Manta. En el lugar, perteneciente a Paján, también se venden empanadas y hayacas. En sus viajes a Guayaquil para tratar asuntos de negocios, Carlos Benavidez ya sabe que tiene una parada obligada en la carretera. La hace en Cascol, en una gasolinera. Pero no se detiene para cargar combustible, sino para comprar corviches. Sí, corviches en una gasolinera. Esta localidad de Paján (cantón fronterizo con Pedro Carbo, Guayas) es conocida por los viajeros como un punto fijo para comer durante el trayecto. “Mi familia lo primero que hace es que me pide corviches”, indica Carlos, quien pide los bocadillos y el ají para acompañarlos. El hombre, que vive en Manta, cuenta que tiene más de 8 años comprando en el minimarket NMC, ubicado en la bomba de gasolina de Cascol, del lado derecho de la vía en dirección Manta-Guayaquil. Regularmente lo atiende Leonel Gutiérrez, quien trabaja en el local desde 2013. En este lapso, el vendedor ha despachado corviches a personalidades de la política, farándula y del mundo deportivo. “Por aquí he visto pasar a Máximo Banguera y Damián Díaz (jugadores de Barcelona), así como a Nassib Neme (presidente de Emelec). Nuestro producto le gusta a todo el mundo”. La dueña del local es Elisa Ramírez, quien hace 11 años decidió darle un giro al minimarket que anteriormente había en el lugar. “Antes se vendían corviches en el bar, pero no tenían la acogida que hay ahora”. La preparación de los bocadillos, a base de plátano, maní y pescado, empieza a las 07:00, cuando abre el local. El primer paso es rallar el verde, luego se aliña el pescado, se mezcla con el maní y se pone a hornear por media hora, explica. Elisa resalta que la base para mantener contenta a su clientela y para que esta aumente es preparar un producto de calidad, en sabor y presentación. Sus corviches se venden a $ 1. Diariamente se despachan entre 250 y 300 de estos bocadillos, además de empanadas y hayacas, que también se ofertan. En un fin de semana se venden hasta 700 corviches por día, mientras que en un día de feriado el número aumenta a 1.000. “En cuestiones de alimentación se debe ser cuidadoso y nosotros lo somos. Por ejemplo, para no tener sorpresas, molemos el maní, porque a veces los vendedores lo mezclan con harina. Además compramos pescado picudo, directamente en Manta”, destaca Elisa, quien aprendió a cocinar de su madre, Gladys López. Dice que varios son los extranjeros que le compran. “Más de una vez ha venido un gringuito a probar los corviches y con su español entrecortado dicen: ‘Muy bueno, excelente’.

Dar un buen servicio es algo que nos satisface”.

Para llegar a Cascol se debe viajar una hora y media, ya sea desde Manta o Guayaquil.




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