Tolas de Zuleta

Las Tolas de Zuleta son muy poco conocidas entre los turistas pero se las pueden observar desde el mirador "El Cóndor". Disfruta de está gran experiencia.

¿Qué debes saber?

Las tolas constituyen un rasgo arquitectónico monumental extendido en territorio Caranqui.

De diferente forma y tamaño se hallan dispersas formando pequeños núcleos.

Se calcula que en la Sierra Norte existían más de cinco mil y se comenzaron a construir entre los años 200 y 1500 n.e.

Conoce más de las tolas de Zuleta

Lo más común para levantar las tolas fue la construcción de «celdas» con bloques de cangahua, bloques de piedra, que luego eran rellenadas con tierra. En el caso de las tolas más grandes debieron levantarse en diferentes fases; cada nueva generación aumentaba su altura como un aporte al recuerdo de sus antepasados y para acrecentar el poder simbólico.

El número y monumentalidad de estas tolas sugieren un gobierno autoritario que movilizaba y forzaba al trabajo a cientos de personas, con un potencial económico para darles de comer y beber y una inversión de energía humana, tiempo y materia prima en la movilización de tierra y traslado de los bloques. Esto demuestra que existió solidaridad y pertenencia étnica, ya que se consideraba el montículo como un signo emblemático del ayllu o parcialidad.

En Imbabura, Zuleta es el sitio-tola con mayor número de unidades, 148, y de estas, 13 tienen rampa. Los montículos más grandes, fueron plataformas para viviendas de los caciques o personas de alto rango, donde se celebraban reuniones sociales en las que se consumía cantidades generosas de chicha y comida. Las tolas más grandes, cuadrangulares y con rampa, se popularizaron durante la última etapa del Período Tardío (1250-1500 n.e.).

Fomentando el turismo...

Enla comunidad  Angochaua se trabaja arduamente durante más de diez para fomentar el turismo. Avanzando en el tiempo, las transformaciones agrarias de Galo Plaza devolvieron importantes extensiones de tierra a las poblaciones indígenas de Zuleta, así como la abolición de prácticas indebidas. La ciudad, en la actualmente, es dueña de sus tierras y goza de cierta prosperidad. La agronomía y el bordado son fuentes primarias de ocupación, así como la hacienda misma en sus áreas agrícola y turística. Celebraciones como el Inty Raymi o San Juan, celebran los hábitos ancestrales de la urbe, a más de sus prácticas folclóricas, ajustando símbolos prehispánicos y coloniales con el presente en una delicada fusión. En los modernos años, la hacienda se ha trasfigurado en un lujoso hotel-hacienda, que ofrece a sus huéspedes vivir una práctica inmediata con toda esta leyenda y costumbre.

La significancia del territorio Caranqui es recalcada por los sedimentos arqueológicos concernientes a viviendas y sepulturas cuyos fechados radiocarbónicos  muestran su existencia hace 2000 años y además por la deliberación de este territorio por los incas para su foco administrativo hacia los principios del siglo XVI. Así la arqueología proporciona certeza de una historia larga e erudita para la parroquia de Caranqui que merece ser resguardada para el discernimiento de las descendencias por hacer. Por esta razón es tan importante conservar los cuantos montículos que quedan como obeliscos a la capacidad.




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