Don José Napoleón Herrera Guevara

Napolelón Herrera un luchador para que Baños se eleve como cantón, hasta que su sueño realizó. Personaje y político ilustre.

Postales del Ayer

Baños de Agua Santa fue una parroquia que pertenecía políticamente a Pelileo, pero que iba creciendo no solamente en población sino en importancia, con una juventud que buscaba una ruta de identidad propia. Se forma entonces la Junta de Mejoras y en ella se va fraguando el propósito de buscar la autonomía.

Personaje de Baños

Napoleón Herrera es uno de aquellos ciudadanos que están a la vanguardia de las ideas de cantonización y uno de los más impetuosos trabajadores con la acción y el intelecto. La lucha de estos ciudadanos fue tenaz, hasta que lograron que Baños se eleve a la categoría de cantón, el 16 de diciembre de 1944. 

Pero, antes de estas realizaciones cívicas, Napoleón Herrera ya tomaba parte en toda la vida social, cultural y política de su tierra, siempre buscando la superación de su pueblo y de sus conciudadanos. Junto a otros prestantes jóvenes conciben la idea de formar un "Centro Cultural, Social y Deportivo" con el nombre de Juan Montalvo, en honor al Cosmopolita, siendo elegido Prosecretario de esta naciente entidad que será a través de los años la representativa del deporte baneño.

A partir de la fundación de este club, la militancia de Napoleón Herrera se caracterizó por ser activa y fructífera. Fue su presidente durante dos décadas seguidas y puso toda su voluntad y capacidad para que se ubique siempre en los lugares de honor de las instituciones baneñas. Trabajó con ímpetu hasta lograr que esta, su segunda casa, tuviera una sede social y lo consiguió. La primera construcción lo hizo con madera traída de los bosques de su propiedad, sacrificando la edificación de la casa de su hija Beatriz, para evitar que el Concejo le despoje del terreno que le había donado al club. 

Este espíritu de solidaridad y de filantropía estuvo presente en todos los actos de su vida. Debe destacarse las donaciones que hizo de una parte de su heredad en Illuchi Bajo, para la escuela del lugar y de diez hectáreas de su hacienda para fundar la parroquia Cumandá en la provincia de Morona Santiago.

De su niñez, allá en los campos de Illuchi, donde sus padres poseían una gran extensión de tierra con amplios bosques de eucalipto, con huertos de aguacates, maíz y hortalizas, debe haber tomado esa alegría por la vida, ese afán de superación constante, esa paz que se traslucía en su espíritu sereno y en una conversación amena y sincera, pero sobre todo, el amor hacia la agricultura, que le llevó a adquirir dos haciendas, la una llamada Josefina en el caserío El Topo y la otra en la parroquia Cumandá, Morona Santiago, en las que cultivaba naranjilla, caña de azúcar, madera fina, con grandes potreros para la crianza de ganado vacuno. Su visión del comercio hizo que creara su propia destilería para industrializar la caña y para comercializar la naranjilla en forma directa hacia Guayaquil, adquiriera un camión, el San Cayetano, en aquellos tiempos de dificultades extremas de transportación.

Historia de mis recuerdos 

Los días lunes, muy por la mañana se le veía partir hacia el Oriente, con sus botas y su atuendo de trabajo, alegre y saludando con sus amigos, quienes le respetaban y le querían. 
Fue un padre ejemplar, un hombre de corazón noble que formó un hogar rectilíneo con doña Josefina Jácome Mejía quien falleciera y luego con doña Romelia Proaño Martínez, mujer de altas virtudes que a través de su vida supo brindarle su amor, su comprensión y su compañía y que le diera unos hijos que fueron formados bajo su orientación de madre bondadosa y digna. 

Fue en su vida pública un político leal al Doctor José María Velasco Ibarra, por lo que no estuvo exento de aquellos avatares de la política como son: la ingratitud, el insulto y la diatriba que los supo superar con la grandeza de los hombres plenos de bondad y de sabiduría. Fue un autodidacta y sirvió a su pueblo desde los cargos de Jefe Político y Comisario Nacional, con un alto espíritu de civismo, de sacrificio y de trabajo, dejando a su paso solamente acciones positivas. Siempre estuvo presente en toda manifestación que fuera importante para el desarrollo de su terruño, siendo también parte del comité que gestionó la creación del colegio Normal Baños, centro regional de formación de maestros y una de las obras más importantes para la juventud baneña. 

Baños ha reconocido su valía, por lo que una calle lleva su nombre, para que las futuras generaciones vean en él un ejemplo de trabajo, de civismo y de amor a su tierra natal, de genuino ciudadano preocupado por la vida de los demás y de hombre probo en todos los actos de su vida. 

Autor: Rodrigo Herrera Cañar




Publicado en:


Publicado por: