El Morocho del Abuelo

En Ayacucho y Carchi está el negocio de Abdón Alarcón, de 70 años, propietario de El Morocho del Abuelo.

El comenzó con su propia panificadora y cuenta que con el tiempo logró elaborar el morocho.

Diariamente acuden decenas de personas a comprar panes o el tradicional morocho del abuelo. Cuenta que todos los días prepara entre 400 y 500 litros, que los reparte en su otro local, en Portete y la 23.

Abdón Alarcón (d) junto a sus ayudantes en su negocio. (Foto: Juana von Buchwald)

Como un ritual, desde las 6 de la mañana comienza el proceso de elaboración, pero la noche anterior deja remojar el morocho para que se ablande. Luego pone a hervir ese tipo de maíz a fuego lento y poco a poco le va añadiendo la leche "de hacienda", aclara, hasta que vaya tomando una contextura espesa. "Al mediodía ya está el morocho y lo repartimos al otro local para comenzarlo a vender", dice Abdón.

Desde las cuatro de la tarde el aroma del morocho conquista hasta las diez de la noche. Hay días en que se termina todo el producto, y cuando sobra, que es rara vez, indica Alarcón, lo regala junto con los panes que tampoco se han podido vender.

"A mí me alegra que mi producto sea apreciado, la alegría de la gente es mi mayor retribución", comenta con una sonrisa don Abdón.

Este panificador atribuye el éxito de su negocio a la atención y el respeto hacia el cliente, además de brindarle un producto de calidad.

Fuente: El Universo

 




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