Nogadas y arrope de mora de Ana Núñez (Dulce Tradición)

Deliciosos dulces que se convierten en los preferidos de grandes y chicos. Doña Clementina fue la pionera y compartió la elaboración de estas apetecibles golosinas. Debes probarlas.

¿Qué debes saber?

  • La elaboración y venta del arrope de mora y de las nogadas es una de las tradiciones más conocidas en la ciudad de Ibarra.
  • Atención:  lunes a domingo, de 7h30 a 22h00 
  • Dirección: Olmedo 7-16 y Flores, frente al parque La Merced

Su historia... 

Doña Clementina de Guzmán fue la pionera. Cuentan que ella estuvo interna en un colegio de monjas españolas, donde aprendió a preparar estos deliciosos dulces. Posteriormente ella enseñó la preparación a algunas personas, entre las cuales estaba Ana Núñez, que a sus siete años de edad trabajaba en la casa de doña Clementina. Hace alrededor de treinta y cinco años, Ana decidió probar suerte y empezó a preparar las recetas que había aprendido, para venderlos en una carreta de madera en el parque La Merced, que para ese entonces era el terminal de buses de Ibarra. Víctor Julio Núñez Ontaneda ayudaba a su madre y hace veintidós años asumió la dirección del negocio familiar. 

En la actualidad existen tres familias que se dedican a la elaboración de estos productos: las familias Hernández, Albán y Núñez. Pasaron de vender en carretas móviles a establecerse en pequeños puestos en el parque de La Merced, frente a la iglesia. Luego les dieron locales en los bajos del edificio que había funcionado como cuartel militar, también frente al parque de La Merced. Además, Víctor Núñez y su familia han ido ampliándose y en la actualidad tienen tres sucursales, además de los tres puestos que se encuentran frente al parque. 

En el actual local están diecisiete años. Al principio vendían arrope de mora y nogadas blanca y de panela, cuya presentación ha ido mejorando y variando. En la actualidad se vende arrope de mora, de fresa y de uvilla, nogadas de leche, de vainilla y de panela, melcochas, alfeñiques, delicados, dulce de guayaba, manjar de leche, y turrones de miel de abeja y de maní. Además, han recuperado la elaboración de unos chupetes llamados pirulitos que eran muy apetecidos en la niñez, además de caramelos de maní y colaciones de sabores. Los productos que más se venden son las nogadas y el arrope de mora. 

Núñez es que “cuentan que el tocte con el que producen las nogadas es bueno para la cabeza”. Las cajas de las nogadas son de madera de sauce elaboradas por el artesano don Segundo España. Aunque se mantienen algunos procesos de la manera tradicional, como para la elaboración de las cajas, Víctor ha visto la necesidad de industrializar partes de la preparación de los dulces, esto para poder obtener el registro sanitario, requisito necesario para poder seguir vendiendo estos productos. A pesar de ello, Víctor sigue tratando de mantener las recetas como las aprendió de su madre, y recalca que “el secreto es la voluntad y el amor con el que se elaboran los productos”.

 




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