Vivero El rosal de Patate

Mandarinas, guaytambos y duraznos son las frutas más representativas de Patate, y en este vivero tendrás la oportunidad de llevarte un arbolito para plantarlo en tu jardín.

¿Qué debes saber?

  • Este vivero ofrece plantas ornamentales, plantas frutales y cactus, sus precios varían desde 1 dólar hasta 6 dólares.
  • Los arbolitos frutales de 2 años de injertos llegan a los 8 dólares.
  • Los geranios y begonias son las flores más buscadas, provienen en su gran mayoría de Patate, aunque para satisfacer a los turistas, este vivero las traen de todo el Ecuador.
  • Está ubicada en la Av. Naciones Unidas y Abdón Calderón (a media cuadra de parque central) y atiende de miércoles a domingo de 09h00 a 18h00.

Todo empezó con unas rosas.

Mariela Ortega recuerda como desde niña su vida transcurrió en medio de plantaciones, su familia de agricultores le enseñó a amar la tierra.

En 1999 Mariela quiso hacer algo más que cultivarlas, armó maletas y se convirtió en una vendedora de rosas que recorría varios mercados de la provincia de Tungurahua.

Mariela aprendió por varios años los secretos de su oficio, perfeccionó las palabras con las que se atrae a los clientes y los beneficios que cada planta ofrece a sus dueños.

De todas las bondades de sus plantas, siempre prefirió la paz y tranquilidad que cualquier persona puede encontrar en los rosales.

Paz y tranquilidad, eso era lo que buscaba Mariela y la encontró cuando en un viaje de regreso a Patate escuchaba como la gente hablaba del turismo, de cómo esta industria impulsaría el futuro de Patate.

Ella se preguntaba si las habilidades y conocimientos que había adquirido para vender flores a ambateños servirían para vender plantas frutales a extranjeros.

Algo en su corazón le decía que sí, ¿quién podría resistirse al aroma de una rosa?, tal vez por eso, cuando en 1995 abrió las puertas de su pequeño vivero, le puso el nombre de El rosal.

El turismo transforma todo, transforma las actividades de una ciudad, transforma el comercio, pero también transforma la vida de mujeres como Mariela que encuentran en él una opción de vida.

Ella sonríe al pensar en toda la gente que ha conocido en su vivero, turistas que regresan una y otra vez, que le cuentan como sus arbolitos crecieron en otros continentes que ella no conoce.

Ella festeja pues sabe que sus pasos los han seguido otros patateños que a través de viveros han generado una nueva actividad turística para el Valle de la eterna primavera.




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