El Manto Sagrado, ropita de Niño Dios

En el taller "El Manto Sagrado" de Quito, Rosario Chiliguano preserva una tradición centenaria vistiendo figuras religiosas. Desde 1920, con paciencia y habilidad, confecciona ajuares para ´niños dios´ y otras imágenes veneradas.

¿Qué debes saber?

  • En 1914, Angelita Espinoza abrió las puertas de su taller de confecciones, que en 6 años, 1920, se especializaría en la confección de ropita para niños dioses, santos y vírgenes bajo el nombre de "El Manto Sagrado".
  • Rosario del Carmen Chiliguano tomó la posta del negocio de la tercera generación, es decir de la nieta de Angelita Espinoza, la recordada Doña Estelita de Hurtado, de ella aprendió este oficio tradicional quiteño y fue a ella a quien compró este negocio que ahora administra con mucha pasión y energía a sus más de 60 años en el barrio de San Roque.
  • Una quinta generación se prepara, la hija de Carmen ya entabla relación con los fieles clientes de este tradicional taller quiteño.

El Manto Sagrado de la Rocafuerte

  • En el mundo posmoderno parecería que todo rastro de fantasía quedó relegado a tiempos inmemorables y nuestro tiempo quedó resumido en aparatos tecnológicos que controlan lo que nos rodea; sin embargo, quedan lugares que siguen siendo los mismo. A pesar de que cambian los rostros que los frecuentan, siempre habrá alguien que logra mantener vivo aquellos oficios.
  • En la calle Rocafuerte, pasando el Arco de La Reina, en el Centro Histórico de Quito, es uno de estos lugares donde la realidad y lo mágico se cruzan en pequeños almacenes en los que se confeccionan trajes para vírgenes María y niños Jesús.
  • La tradición de vestir imágenes religiosas provino del mundo ibérico cuando se cristianizó América. Mientras tanto, en la Real Audiencia de Quito, la Escuela Quiteña era reconocida por su calidad como la cuna del arte en el continente, así lo señala José Gabriel Navarro en su libro Contribuciones a la Historia del Arte del Ecuador, pues Quito fue donde grandes escultores y pintores desarrollaron sus habilidades artísticas, ningún otro país de la región tuvo un proceso artístico similar a Quito, a excepción de México.
  • En el pintoresco taller "El Manto Sagrado" de Quito, Rosario Chiliguano, conocida como la modista de los 'niños dios', sostiene una tradición arraigada desde 1920. Situado en la calle Rocafuerte del Centro Histórico, este taller es uno de los primeros de su tipo en la ciudad. Rosario, con su destreza y paciencia, ha sido la modista principal desde 2008, aunque su conexión con el arte de vestir imágenes religiosas se remonta a su infancia, cuando su madre, Angelita Espinosa, también participaba en esta práctica.
  • El taller, que ha pasado por varias generaciones, se especializa en confeccionar ajuares para los 'niños dios', incluyendo desde ropas básicas hasta elaborados trajes, capas y uniformes para figuras como San José, San Pedro, el Divino Niño y la Virgen del Quinche, entre otros. Rosario ha heredado la habilidad y la dedicación de sus predecesores, quienes enseñaron a vestir a estas figuras religiosas como un acto de devoción y respeto.
  • A lo largo de los años, el taller ha visto una amplia variedad de solicitudes, desde devotos que desean atuendos simples hasta aquellos que prefieren trajes más elaborados, incluso con toques modernos como la camiseta de la selección nacional de fútbol. La meticulosidad de Rosario y su comprensión de las preferencias de los fieles han hecho de "El Manto Sagrado" un lugar venerado tanto por lugareños como por turistas que buscan aprender sobre esta fascinante tradición quiteña. Con risas y anécdotas, Rosario comparte historias de los 'niños dios' y su papel en la vida cotidiana de las familias quiteñas, manteniendo viva una parte importante del patrimonio cultural de la ciudad.

Entre santos y trajes de terciopelo en la Rocafuerte

  • Inicio mi recorrido en el taller de Amalia Ortiz, modista y propietaria de un pequeño local de ropa para santos. Ella me comenta que en la actualidad muchos devotos del Niño Jesús la contratan para confeccionar trajes para sus esculturas. “Algunos clientes traen telas de España, Londres o EEUU, otros gastan entre USD 250 y 400 para homenajear cada año al niño”. Las telas con las que trabaja generalmente son seda, terciopelos, con lentejuelas, sin contar que la vestimenta del “niñito” puede requerir ser pintada a mano y bordada.
  • Mi siguiente parada es el taller de María Luisa González. Ella me confiesa que confeccionar trajes es una cosa de locos, pues desde el primer día del año se cosen nuevos y antiguos modelos para venderlos en las épocas de mayor demanda (de julio a agosto y de noviembre a febrero). Sin embargo, lo más difícil de este proceso, es crear nuevos diseños porque “el ‘niñito’ le indica a mi marido los modelos en sueños o al momento del corte”. En este local se confeccionan 160 modelos por talla y diseño durante todo el año.
  • Los trajes del Divino Niño también se realizan dependiendo de la profesión, los más solicitados son los de militar, bombero, marino y policía. Otras vestimentas que son muy solicitadas son el atuendo de trabajo, que consta de un overol y el de mariachi, que viene con sombrero mexicano y traje con lentejuelas.
  • María Luisa me comenta que sus clientes siempre regresan por un traje nuevo para su niño Jesús, porque cuando no se lo ha cuidado pueden suceder desgracias. Cierto día, relata María Luisa, el albañil se cortó el brazo, superficialmente, con la amoladora, poco tiempo después, su familia se dio cuenta que la escultura que tenían en casa de Jesús había sufrido el mismo corte, en el mismo lugar que su dueño. Otra de sus clientas regresa todos los años a este local para comprarle zapatos a su “niñito” porque al final del año siempre están gastados, como si la imagen hubiese caminado.
  • Los vestidos y capas también tienen una buena acogida, gracias al fuerte fervor de los capitalinos a las vírgenes y su poder de conceder milagros. Una de las más homenajeada es “la Churona” que cumple deseos siempre que el dueño no dude de su fe. En cambio, dice María Luisa “la virgen del Quinche es castigadora, si le ofrece una ofrenda y no le cumple le pasa algo”. Se cree que el escapulario de la Virgen del Carmen es el pasaporte al cielo, si muere el primer sábado de junio junto al rosario es seguro que su alma habrá recibido la absolución. La confección de estos trajes son laboriosos por lo que hacer estos ropajes toman alrededor de tres días.
  • Lo que no cabe duda es que este oficio tiene toques mágicos terrenales que  se fusionan para dar paso a uno de los oficios más singulares de Quito.

Oficios tradicionales de San Roque

Desde el Arco de La Reina en la Garcia Moreno, parte el recorrido que subiendo la calle Rocafuerte hacia el norte, visita lugares llenos de auténticos sabores quiteños, impregnados con tradiciones religiosas y ancestrales y un poco de elegancia. Prepara las piernas que estás a punto de conocer San Roque y varios puntos clave de los lugares turísticos de Quito.

  • Cucuruchos de Maní y Confiteria del Gato. John Ríos y Martha Campaña, a poquitos pasos del Arco de La Reina, todos los días abren sus confiterías, que a más de ser vecinas comparten la tradición de preparar las golosinas quiteñas. Disfruta de las golosinas tradicionales de la capital ecuatoriana: cocadas, bolondrones, chicharrones de coco, dulces de leche y los famosos cucuruchos de maní.
  • Sombrerería Benalcazar. Cesar Anchala, unos pasitos más adelante en la calle Benalcazar, mantiene desde 1950 el taller de sombreros inagurado por su padre.
  • Restauraciones Carrión. Gonzalo Gallardo, dos cuadras más adelante en la calle Imbabura, se especializa en la restauración de imágenes religiosas. Son ya 3 generaciones al frente de este solicitado oficio, pues en cada casa quiteña, es muy probable encontrar un Niño Dios.
  • Las Colaciones Cruz Verde. Manuel Banda, a la vuelta de Gallardo, en la calle Bolívar prepara tal vez, el más tradicional dulce quiteño “las colaciones”.
  • Hierbateras de San Francisco. Emperatriz García junto a una docena de compañeras, a dos cuadras de las colaciones, te esperan en el Mercado de San Francisco, “Sacasales”, “Macumba”, “Señor de la Justicia”, “Llama clientes”, “Estudiante”, “Contra hechizo” y el popular “Sígueme, sígueme”, son algunos de los nombres de los jabones y colonias que garantizan la salud, el dinero y el amor, en los consultorios de las hierbateras de San Francisco.
  • Molinos San Martín. El tradicional "Molino San Martín" ahora "Álvarez Harinas & Cereales" de San Roque es un tesoro culinario que ofrece productos artesanales de alta calidad. Su legado de tradición y excelencia atrae a locales y turistas en busca de sabores auténticos.



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