Cafetería Dulcería Colonial

La Dulcería Colonial, emblemático café en la plaza de la Independencia de Quito desde los años 80, ofrece dulces típicos y su famoso sánduche de pernil de chancho. Su ambiente evoca la historia y leyendas quiteñas.

¿Qué debes saber?

  • Guadalupe Tito Flores desde la década de los 80 sirve el mejor café y los mejores sánduches de pernil, a los turistas que llegan a la Plaza Grande para explorar los bellos lugares turísticos de Quito.
  • 2 lugares icónicos de la cultura de la ciudad de Quito lo rodean, en el muro que está arriba del café, destaca la frase “Es gloria de Quito el descubrimiento del Río Amazonas” que define este profundo sentir ecuatoriano, más arriba está el Gallito de la Catedral, famoso por la leyenda que sobre el cuentan los quiteños de pura cepa, obviamente está bajo el atril de la Catedral Primada de Quito, el templo religioso más importante del Ecuador, y desde sus mesas se contempla la majestuosidad de los símbolos patrios del Ecuador que dan estructura al Monumento de la Independencia.
  • No te pierdas la oportunidad de saborear un exquisito café quiteño, en esta mágica cafeteria de la Carita de Dios..
    • Está ubicado en la calle Venezuela y Espejo bajo el pretil de la Catedral Primada de Quito, en plena Plaza de la Independencia.
    • La estación de San Francisco del Metro de Quito, se encuentra a 300 metros, por lo que resulta la mejor opción para visitarla.
    • Está abierto de lunes a domingo de 8h00 a 20h00.

La Dulcería Colonial, un pequeño café ubicado en la plaza de la Independencia de Quito, ha sido un punto de referencia en la escena gastronómica de la ciudad desde los años 80. Con una decoración que evoca la época colonial y una variedad de dulces típicos ecuatorianos, este encantador establecimiento ofrece a sus clientes una experiencia culinaria única que combina tradición y sabor.

Fundada en 1980, la Dulcería Colonial ha sido un símbolo de la cultura gastronómica de Quito durante décadas. Su ubicación estratégica, justo debajo del Gallito de la Catedral, la convierte en un lugar ideal para disfrutar de un delicioso bocado mientras se admira la belleza arquitectónica del Centro histórico de Quito.

Desde sus inicios, la Dulcería Colonial se ha destacado por su amplia variedad de dulces típicos ecuatorianos. Desde colaciones hasta quesadillas, pasando por pasteles y mistelas, el café ofrece a sus clientes una selección de delicias dulces que representan lo mejor de la repostería tradicional del país. Sin embargo, lo que realmente distingue a la Dulcería Colonial son sus sánduches de pernil de chancho, un plato icónico que ha cautivado los paladares de locales y turistas por igual.

El sánduche de pernil de chancho de la Dulcería Colonial es una verdadera obra maestra culinaria. Preparado con pernil de cerdo cocido lentamente hasta alcanzar la perfección, este sánduche es una explosión de sabor que deleita los sentidos. Servido en un pan recién horneado y acompañado de una variedad de jugos naturales y café orgánico, este plato es una opción irresistible para aquellos que buscan una experiencia gastronómica auténtica.

Además de su exquisita oferta gastronómica, la Dulcería Colonial también es conocida por su ambiente acogedor y su decoración pintoresca. Con mesas de madera rústica, sillas de mimbre y paredes adornadas con fotografías y artefactos antiguos, el café evoca la nostalgia de tiempos pasados y transporta a sus clientes a una época de tranquilidad y tradición.

Pero la Dulcería Colonial no solo es un lugar para disfrutar de buena comida; también es un destino para aprender sobre la rica historia y cultura de Quito. Una de las leyendas más populares que rodea al café es la del Gallo de la Catedral, una historia que ha sido transmitida de generación en generación y que forma parte del folclore local.

Según la leyenda, un hombre llamado Don Ramón Ayala y Sandoval era conocido por su amor por la vida nocturna y su afición por el alcohol. Desafiante y arrogante, solía burlarse del famoso Gallo de la Catedral, proclamando que no había ningún gallo que pudiera igualarlo. Sin embargo, un día, mientras caminaba frente a la iglesia, fue atacado misteriosamente por una fuerza invisible que lo dejó herido y humillado.

Esta leyenda, junto con muchas otras historias fascinantes, forma parte del rico patrimonio cultural de Quito y agrega un elemento único a la experiencia gastronómica en la Dulcería Colonial. Con su deliciosa comida, su ambiente encantador y su conexión con la historia y la cultura de la ciudad, este querido café continúa siendo un destino imprescindible para todos aquellos que visitan la capital ecuatoriana.

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