Monasterio del Carmen Bajo

Un convento de las madres Carmelitas, su templo guarda varias obras de arte, las habilidades de las hermanas en preparar diferentes dulces y medicina natural y la misteriosa leyenda de la puerta clausurada del monasterio.

¿Qué debes saber?

Actividades en la Iglesia del Monasterio del Carmen Bajo

  • Una sencilla y hermosa fachada de piedra, con puertas de madera lucen diseños moriscos e indígenas, dan la bienvenida a los curiosos turistas.
  • Al atravesar las puertas, se puede recorrer todo el interior de la iglesia y apreciar sus cuadros y retablos coloniales que estan finamente decorados.

Actividades en diciembre en el Monasterio del Carmen Bajo

  • El pequeño monasterio se distribuye en dos armónicos tramos de claustros que acogen a dos salas capitulares y a dos patios centrales, el de las Magnolias y el de los Naranjos.
  • Cuenta además con sitios de oración, salas de recreación, bibliotecas de estudio y talleres donde las carmelitas fabrican hostias y hornamentos bordados para los sacerdotes, en resumen el monasterio cuenta con todos los espacios para que las carmelitas se desarrollen sin salir a la ciudad. 
  • Las carmelitas, solo interactuan con la ciudad a través de rejas por donde reciben y entregan los productos necesarios para su vida.
  • Incluso el monasterio cuenta con un misterioso sistema subterráneo de túneles que lo conectan con la calle Venezuela. A través de ellos las mulas con cargamentos atravesaban el subsuelo de Quito para entregar productos directamente en el interior del monasterio.
  • La capilla del monasterio cuenta con un retablo principal en el que destaca la Virgen del Carmen, tallada por una de las pocas mujeres reconocidas como artistas en la época colonial quiteña: la Madre María Magdalena Dávalos y Larráspuro, quién al tomar los hábitos recibió el nombre de sor María Estefanía de San José.

El Belén del Carmen Bajo

  • El Belén del Carmen Bajo, junto al Belén del Monasterio de Santa Clara, son dos joyas del arte colonial quiteño, fruto de años de dedicación de monjitas de claustro.
  • El pesebre del Carmen bajo es el más grande de todo el Ecuador, se encuentra en el segundo claustro del monasterio y presenta un fascinante y tal vez el más completo Belén del mundo, en el que se refleja la maestría del arte colonial y la escuela quiteña, el pesebre posee esculturas originales de Caspicara y Legarda.
  • Más de 500 figuras de barro esmaltado del siglo XVIII muestra cómo era la arquitectura del Quito colonial, cada pieza luce el nivel de calidad de la Escuela Quiteña, cuyos exponentes recrearon con maestría a los personajes biblícos y a otros muy quiteños. Varías escenas lucen en este Belén
    • Luciendo dimutos trajes, bordados por las mismas carmelitas, destacan las escena de La visita de María a su prima Isabel, la presentación de Jesún en el templo entre otras, que presentan tanto, la geografía ecuatoriana como la del monte Carmelo en donde nació la orden de las carmelitas.
    • La escena de Herodes con su bailarinas, está formada las muñecas de madera de las novicias y recrean con fidelidad la vida de las distintas clases sociales y oficios. Las novicias al llegar al monasterio no podían conservar sus muñecas, por lo que estás se destinaban al Belén.
    • El conjunto escultórico principal del Belén es el de María, José y el niño Jesús rodeados de hermosos ángeles, atribuido al famoso artista Manuel Chilli, más conocido como Caspicara y uno de los grandes exponente de la Escuela quiteña.
  • Los nacimientos o belenes, son una arraigada tradición del Ecuador, en diciembre tanto en casas como iglesias, los fieles recrean las escenas del nacimiento de Jesucristo, siendo este el centro de las novenas, que son reuniones donde los fieles rezan el santo rosario.
  • En otras salas del monasterio se encuentran Niños Jesús, destacan el niño de cera protegido en una urna de cristal, traída desde europa, o el niño "pumbuchito" por tener las mejias rojas como los niños del páramo del Ecuador. 

Leyenda de la puerta clausurada del Camen Bajo

  • Cuenta esta leyenda ecuatoriana, que en el muro del monasterio de la calle Venezuela, dicen que cuando Quito aún no poblaba con casas las lomas que lo rodeaban, en la loma de San Juan existia una hermosa casita de propiedad de Alfonso y Magdalena, dos esposos pobres pero felices, con su hija Elena que aún si cumplir sus 18 primaveras, se habia propuesto mantener el altar de la Virgen del Carmen Bajo, llena de flores frescas. Para cumplir su promesa, Elena recorría en las tardes los sembrios de loma recogiendo las flores silvestres, toma un respiro mientras observaba el paisaje de Quito y entonaba melodías. Nada impedía la faena de Elena, pero una tarde al levantar la cabeza para continuar su camino, observó a un apuesto mancebo vestido con lujosa capa y sombrero negro; Elena gritó del susto, mientras que el mancebo le dijo "no te asustes niña, recoge cuantas flores quieras, pues son el dueño de esta heredad y solo me detuve para admirar tu hermosura" a lo que ella respondío "gracias señor". El siniestro le dijo "no tienes de que, favor me haces recogiendo las amapolas, pero dime chiquita, ¿para quién las recoges?", "para la Virgen del Carmen" respondió. El mancebo sonrío aceptando que quisiera pedirle un favor a la virgen, "que favor le pedirías preguntó Elena", a lo que el respondío "que algún día me mires con amor".
  • Elena no podía dejar de pensar en el misterioso mancebo, buscaba en los chaquiñanes mientras recogía las amapolas, y un día cuando Elena ya había perdido la esperanza de encontrarlo, de un rincón saltó el apuesto personaje, que no paraba de hablarle de riquezas y un futuro de felicidad. El parlamento del personaje dió frutos, logrando que se jurarán que todas las tardes al caer el sol, se encontrarían para renovar su juramento de amor.
  • Pero una nublada tarde que amenazaba tormenta, Elena dudó en ir a cumplir el encuentro, sin embargo el amor de su ingenua alma le impulsó a asistir a la cita, buscó las amapolas más lindas cuando la tempestad azotó las laderas, Elena empezó a sentir miedo sin encontrar a su amado y medio de la obscuridad de la noche que avanzaba. Entre sollosos y oraciones, Elena tomo valor y corrió hacia unas luces que a lo lejos se encendían, de pronto sintió en su cuello una tenebrosa vos que le decía "espera Elena, te he buscado y hoy te llevaré conmigo", llena de espanto pues su amante se habia transformado en fiera, Elena gritó "Madre del Carmen sálvanos a los dos".
  • Elena corrió y milagrosamente apareció en la puerta del templo, entró al altar y se postró ante la Virgen, no así a su amado, para el cual las puertas se cerraron. Al siguiente día cuando una carmelita empezaba a arreglar la iglesia, encontró a Elena que yacía muerta entre amapolas, al tiempo los quiteños encontraban al pie de la puerta, a un hermoso joven, que muerto se parecía al mismo diablo.
  • Desde entonces los vecinos del Carmen, escuchaban a las 12 de la noche estruendosos golpes en la puerta, hasta que un día un sabio y santo confesor, bendigo la puerta y dispuso que se la clausure la puerta para siempre.

Historia del Monasterio del Carmen Moderno

  • Santa Teresa de Jesús fundó en 1568 en Ávila España la orden, en honor del primer monasterio ubicada en las faldas del monte Carmelo en Israel.
  • Las carmelitas se caracterizan por su voto de claustro, que les impide abandonar su convento, una vez tomada su vida religiosa fundamentada en la vocación que les guía a una vida de contemplación y reflexión, de ahí que el convento recibe la categoría de monasterio.
  • La madre Eva de Jesús fue la primera carmelita que llegó desde España para fundar el monasterio en Ecuador en la ciudad de Latacunga en el siglo XVI.
  • En Quito, en 1647 la orden de las carmelitas, habitaban la casa en donde vivió Santa Mariana de Jesús, casa que pasó a manos de la orden en 1645 y que en 1653 presentaba al monasterio que hoy lleva el nombre del Carmen Alto.
  • Mientras tanto, en la ciudad de Latacunga, la orden mantenía otro monasterio, que en el feroz terremoto en 1698 fue destruido, por lo que se trasladaron a la capital de la Real Audiencia de Quito a los terrenos en donde hoy se levanta el Monasterio del Carmen Bajo que para 1706 ya contaba con su claustro. 
  • La construcción del nuevo monasterio (de ahí el nombre de Monasterio del Carmen Moderno), fue alentada por el obispo Paredes quien murió en 1745, año en que finalizó la construcción. Tanto la localización del pequeño terreno asignado a las carmelitas, así como la compra de los terrenos vecinos a través de los años, impactaron en el diseño del pequeño monasterio. 
  • El monasterio recibió desde entonces, como novicias a las hijas de las más ilustres familias de esa ciudad y de otra muy importante en Ecuador: Riobamba.
  • Las custodias del templo son las religiosas carmelitas, quienes mantienen una vida de contemplación y espiritualidad.

Oficios tradicionales quiteños en la calle de las 7 cruces

  • Tienda del Carmen Alto. Al pie del Arco de la Reina, las madres carmelitas descalzas mantienen en la puerta de su museo una tienda donde comercializan los productos que fabrican al interior de sus conventos.
  • La Sombraría López. Luis López, a la altura de la calle Bolívar en el C.C. La Manzana, ofrece sombreros cordobeses, franceses, italianos, así como los ecuatorianos como los salasacas y saraguros.
  • Botica Alemana. Leonardo Puertas, en la esquina de la Calle Bolívar, mantiene esta botica que desde 1875 se estableció en Ecuador y que para 1914 era una las 13 farmacias que atendían en Quito.
  • Poncheros de carreta. Ángel Remache, lidera la "Asociación de poncheros de Quito La Magolita", en el que con más de 40 poncheros, mantienen vivo el oficio de venta de la tradicional bebida quiteña.
  • Espumillas de la Michelena. Cerquita de los poncheros, fácilmente encontrarás a las espumilleras, que con la misma elegancia, rondan la Plaza Grande. Magdalena Moya, a media cuadra de la Plaza Grande, mantiene desde hace más de 50 años su local de Espumillas de la Michelena, conservando el nombre del barrio donde empezó su negocio. 
  • Tienda de la Inmaculada Concepción. Las madres conceptas en la esquina de la Plaza Grande, mantienen la tradición de elaborar ropa para los Niños Dios que reciben misas en diciembre y enero, además la tradición de proveer shampoos, jarabes, hostias, vino, escapularios y denarios de la Inmaculada, que poseen beneficiosas propiedades y protección garantizada.
  • Tienda de la Encarnación de San Juan. Las madres agustinas siete cuadras al norte de la Plaza Grande, en la calle Benalcazar y Carchi, junto a la Basílica del Voto Nacional, también tienen su tienda. Famosas son sus líneas de repostería con manjares quiteños que mantienen los sabores tradicionales de los pasteles, moncaibas y chocolates coloniales, así como su línea cosmética que con agua de rosas y champús de romero, le ha permitido mantener por siglos a una fiel clientela.

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